En manos de Santos
A veces, conviene que el tiempo apacigüe los ánimos y se imponga la cordura
El canciller de Ecuador, Ricardo Patiño, cuyo país ejerce la presidencia pro témpore de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), anunció la noche del jueves que la reunión para impulsar un diálogo finalizó sin un consenso por las hondas divergencias entre los ministros de Relaciones Exteriores Jaime Bermúdez (Colombia) y Nicolás Maduro (Venezuela).
«Existen posiciones muy distintas que no permitieron llegar a un documento oficial. Fue una reunión difícil porque las posturas son muy diversas, en algunos casos contradictorias», afirmó Patiño.
Ante la falta de acuerdos, los miembros de Unasur plantearon invitar a los jefes de Estado del organismo porque consideran que es un tema de «alto nivel». A su vez, el portavoz presidencial, Iván Canelas, reiteró que Bolivia insistirá en la competencia de Unasur para resolver este conflicto.
Los mandatarios tendrán que definir fecha y lugar para la cita, lo que también podría suponer otra situación, pues el presidente colombiano, Álvaro Uribe, dejará el poder el próximo 7 de agosto en manos de Juan Manuel Santos, quien ya ha anunciado la intención de su administración de mejorar las relaciones con sus vecinos.
Ambos gobiernos llevan casi ocho años incubando rencores mutuos, alimentados por acusaciones altisonantes que en nada ayudan a la búsqueda de la concordia y del arreglo pacífico de sus diferencias. Y los políticos responsables de acortar esas distancias parecen estar abocados a realizar exactamente lo contrario a lo que dicta la coherencia.
En estos casos, el transcurrir de los días puede ser perjudicial, aunque también, a veces, conviene que el tiempo apacigüe los ánimos y finalmente se imponga la cordura. Y seguramente éste será el camino. Santos, el presidente más votado de la historia de Colombia, podrá decidir acatar el legado de su antecesor o desmarcarse de las acusaciones del gobierno de Uribe.
Mientras tanto, el mundo está pendiente de las negociaciones, a la espera de una reconducción de las relaciones entre los países involucrados. Como señalara el asesor de la presidencia brasileña para Asuntos Internacionales, Marco Aurelio García: «es lamentable, pero tenemos la convicción de que, con el establecimiento del nuevo gobierno, esas cosas puedan recomponerse rápidamente». Esperemos que así sea.