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Surco, ¿le creemos?

Primero fue el ex ministro de Aguas Abel Mamani, removido de su cargo tras ser sorprendido por una lente fotográfica con su asesora legal en la fuente italiana de Trevi. Luego, Félix Patzi quien, próximo a llegar a la Gobernación de La Paz, tropezó con la mala costumbre (o la enfermedad) del alcohol y, así, el mundo se le vino encima. Ahora le tocó el turno a un senador y alto dirigente del MAS, Fidel Surco.

Las vueltas que da la vida: es el mismo Surco que cuestionó a Patzi cuando éste chocó su vehículo en estado de ebriedad. Y su caso se asemeja al de Mamani, en sentido de que ambos lideraron grupos sociales importantes en la estructura orgánica del partido en función de gobierno: el primero en El Alto y el segundo entre los colonizadores del país.

Surco, como representante de la ciudadanía en la Asamblea Legislativa Plurinacional, dio un mal ejemplo que no puede ser perdonado, especialmente si se toma en cuenta la actitud asumida por el MAS con Mamani y Patzi.

La aclaración, a manera de justificativo, de que no conducía el vehículo que colisionó el martes en El Alto o que no le tocaba trabajar ese día, ¿lo exculpa de responsabilidad? ¿Cómo salva la imagen deplorable que recorrió el país y que lo muestra fotografiado mientras dormía, chocándose cabeza a cabeza con otra persona, en oficinas policiales? También negó que haya recibido un trato preferencial en Tránsito. ¿Le creemos?

El senador tuvo la entereza de reconocer lo obvio, que estaba alcoholizado a las diez de la mañana. Si bien en la conferencia de prensa de ayer, lejos de la humildad y el arrepentimiento sentido que se esperaba, volvió a mostrar una actitud desdeñosa, se debe ponderar que, como fuera, dio la cara.

Los primeros análisis que van saliendo a la luz pública señalan una supuesta crisis interna del MAS. Si fuera así, será una crisis moral o de valores. En días pasados, aunque refiriéndose a otro tema, el vicepresidente Álvaro García reconoció que «hay problemas en el instrumento, los arrastramos de años. Tiene que haber una reideologización para dejar de lado las pugnas personales y por cargos…».

Ayer, mientras los parlamentarios pedían la renuncia de Surco, el Vicepresidente dijo que «no hay privilegios para nadie». El senador, ¿pagará el mismo costo político que Patzi? Por lo pronto, el MAS tendrá que frenar la tendencia de algunos de sus miembros a emborracharse de poder.