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Soluciones creativas

Podría decirse que se ha roto por el momento la tradicional sordera de búsqueda de soluciones y ha quedado establecido como posible arreglo factible, el otorgamiento de un corredor desde Bolivia, entre la frontera del Perú y el FFCC Arica-La Paz, con terminal en el puerto de Arica.

Para alcanzar estos objetivos, ha debido correr mucha agua bajo los puentes históricos. El proceso expansionista de usurpación data del Mensaje a las Cámaras por el presidente general Manuel Bulnes el 13 de julio de 1842 y ley de 13 de octubre del mismo año, que declaran la «propiedad de las guaneras de las costas de la provincia de Coquimbo en el litoral del desierto de Atacama, y en las islas e islotes adyacentes». La relación de los sucesos de la época la hizo magistralmente el canciller Antonio Quijarro en su Memorándum al Congreso Nacional de 1883. Que culminan con la toma de Antofagasta hace 131 años.

De entonces a la fecha, han sido varias las oportunidades de búsqueda de solución a esta vergüenza de América, que se encuentran detalladas en la obra El Tratado de paz con Chile de 1905 y en la «Circular dirigida a las legaciones de la República» por Alberto Gutiérrez en 1921, así como en «El libro azul»  de la Demanda Marítima Boliviana de mayo del 2004.

Estamos viviendo un momento donde coinciden circunstancias favorables con personajes de excepción capaces de abordar a fondo el problema y encontrar entendimientos vinculantes. Por un lado el recién elegido  presidente Sebastián Piñera de los llamados duros en reconocer a Bolivia una salida soberana al Pacífico y por el otro el presidente Evo Morales, con la estabilidad política que le da un segundo mandato constitucional y evidente liderazgo popular. 

El ministro de Defensa de Santiago, Jaime Ravinet, haciendo eco de lo dicho por el ex comandante en jefe del Ejército, Gral. Juan Emilio Cheyre, declaró que «Chile cree que éste es un gran momento para resolver el tema marítimo» —en sorprendente declaración— dada la coyuntura con Bolivia. Centrando el meollo de la cuestión en los siguientes términos: «El compromiso del presidente Piñera es buscar soluciones a la Agenda de 13 puntos (que incluye el tema marítimo), y ciertamente explorar soluciones factibles y realistas que puedan satisfacer las aspiraciones bolivianas, pero a la vez cautelar los intereses chilenos».  Entre ellos, se encuentra el reclamo del Perú ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya por  35.000 kilómetros de área limítrofe marina hoy en manos chilenas.

El mandatario Piñera fue claro al afirmar que existen «limitaciones» en Chile para dar una posible salida al mar a Bolivia y que requerirá de mucho tiempo.

En el «Abrazo de Charaña», Bolivia no se hallaba preparada para aceptar un trueque de territorios y menos aún contra aguas territoriales por suelo firme en Potosí, lo que motivó su fracaso con la reiterada ruptura de relaciones.

¿Estaría Bolivia en condiciones de hacerlo hoy o implicaría la caída del régimen de Evo Morales pese a su apoyo mayoritario?
Es importante mantener las conversaciones mediante la Agenda de los 13 puntos elevándolas a nivel ministerial para ganar la lucha contra el tiempo, sin exclusiones, empezando por el 6º referido al problema marítimo, pues es la clave de todos los demás, para evitar beneficios unilaterales como el acceso libre  al mercado boliviano, a sus recursos naturales y, sobre todo, a la condición de puente con Brasil que le representa su alternativa comercial del gigante suramericano y el anhelado corredor bioceánico con terminal en megapuertos chilenos.

En 1904, Bolivia fue forzada a ceder su soberanía territorial y marítima a cambio de libre tránsito. ¿Por qué no pensar en reotorgar parte de esa soberanía a cambio del tránsito de Chile? Mientras unos llegan al Atlántico, otros no llegan al Pacífico.
Requerimos «soluciones creativas» de ambos lados.