Arizona y apartheid
El rechazo a la ley, tanto de Morales como de Obama, puede ser un punto de unión
Severa, como la referida ley, fue la misiva de Morales a Obama. En ella, le expresa sin reparos que «no puede permitir que el racismo se mantenga en su país» y lo exhorta a evitar que retornen a EEUU «los oscuros días de persecución por el color de la piel y el origen racial».
El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, criticó por su parte, en su momento, la «discriminación contra la población latina, migrante y no migrante», que depara la aprobación de esta legislación.
En verdad que los parlamentarios de Arizona, al votar a favor de esta ley, pasaron por alto la valiosa contribución de miles de inmigrantes mexicanos en todos los ámbitos de la vida de aquel estado del sur de EEUU. Esto no significa apañar la situación ilegal en la que se encuentran los perseguidos con esta medida, pero sí criticar el exceso de una sanción migratoria que afecta la dignidad de las personas.
Ahora bien, con su carta, el presidente Morales se dirige a su par estadounidense, Barack Obama, a cuyo gobierno ha venido cuestionando de manera sistemática, especialmente, por su política internacional con relación a las drogas. En esta oportunidad, tras calificar de injusta a la Ley Arizona y objetar además la directiva de retorno voluntario de la Unión Europea, le solicita que haga esfuerzos para impedir que la resistida disposición legal continúe en vigor. Cabe recordar que esta norma entró en vigencia parcialmente a fines de julio, después de que una jueza logró bloquear los artículos más criticados.
Sería conveniente aprovechar este acercamiento epistolar y, también, el saludo fraternal que con motivo del Día de la Patria hizo llegar la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, para recomponer las relaciones diplomáticas entre ambos países, en crisis desde que el Gobierno de Bolivia expulsó el 2008 al embajador Philip Goldberg y Washington, por su parte, respondió echando a Gustavo Guzmán.
Hillary Clinton, es bueno mencionarlo, felicitó a Bolivia por sus logros y deseó «tener más oportunidades de trabajar juntos».
El espíritu de cuerpo que se advierte en torno al rechazo de la Ley Arizona puede ser una plataforma no sólo para encontrar puntos en común con EEUU, sino para bajar la intensidad de las críticas de un lado a otro en momentos en que se prepara el terreno con el propósito de reconciliar a dos países que se necesitan mutuamente.