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Thursday 16 Jan 2025 | Actualizado a 21:32 PM

Nocivo contrabando

Ojalá que la ley surta efecto pleno para que no, simplemente, se llenen las prisiones

/ 16 de agosto de 2010 / 05:00

El presidente Morales, en su discurso del pasado 6 de agosto, señaló al contrabando como una debilidad institucional. Una vez identificado el problema, se espera que sea encarado con seriedad, en busca de soluciones definitivas y no, como se hizo hasta ahora, con medidas paliativas o directamente con desidia.

La experiencia en Bolivia dicta que la rigidez de las leyes suele contrastar con la flexibilidad a la hora de llevarlas a la práctica. Esto debe cambiar, necesariamente, para que lo escrito en la norma sea provechoso y no un derroche de palabras inútiles.

Según el Ministro de Economía y Finanzas, las mercaderías que ingresan sin pagar impuestos generan entre 1.000 y 1.500 millones de dólares al año; alto precio del desempleo y de la actividad informal.

El contrabando se renueva permanentemente. Al ser algo prohibido, sus actores tienen que ingeniárselas para burlar la ley. La Aduana Nacional ha detectado cinco modalidades a las que apela la delincuencia para lograr su objetivo: vehículos que van por delante de los camiones para alertar de la presencia policial; transbordos; distribución de productos ilegales por flotas; contrabando «hormiga»; y la ayuda que reciben los contrabandistas    de comunidades rurales.

«Hecha la ley, hecha la trampa», dice el refrán. La pregunta es: ¿cómo se hará para que los encargados de aplicar la ley no pasen vergüenza en las fronteras al verse en inferioridad de condiciones respecto de los contrabandistas? A la valiosa tecnología, que ya se ha empezado a utilizar, tendrá que añadirse una política aduanera integral, que incluya rigurosos mecanismos de control y fiscalización de productos ilegales en el mercado interno.

Mercados negros, comercio informal, falta de tributación impositiva en desmedro de la actividad legal…  Todo esto trae aparejada la mala costumbre de comprar sin factura, más barato —no demasiado, quizás apenas 5%— pero perjudicando al resto de los bolivianos que pierden la oportunidad de beneficiarse con ese impuesto a través de la aplicación de políticas estatales.

Qué bueno que los contrabandistas y funcionarios públicos involucrados en este delito ahora sí vayan a terminar en la cárcel. Pero ojalá que la ley surta un efecto pleno porque mientras la mercadería ilegal siga ingresando              con impunidad, hacer empresa en Bolivia se pondrá cada vez más cuesta arriba y, entretanto, las prisiones no darán abasto para tanto recluso.

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De inscripciones a subscripciones escolares

/ 16 de enero de 2025 / 06:05

Como todos los años la prensa realiza la cobertura educativa con las inscripciones escolares, posteriormente seguirán otros temas recurrentes sin entrar a abordar temas de fondo como la generalizada percepción social sobre las limitaciones de la educación formal (escolar, alternativa, especial y superior) y la consecuente urgencia de re plantear las instituciones educativas, sus formas de desarrollar los procesos formativos y de garantizar el derecho a una educación de calidad para todas y todos. A la falta de cumplimiento de la promesa de educar (Banco Mundial, 2018) y la sospecha generalizada de la sociedad sobre las instituciones educativas (Tenti, E. 2022), se suma hoy la disrupción tecnológica y su impacto exponencial en todas las actividades humanas (Harari, Y.N. 2024), particularmente con la gradual generalización del acceso a la inteligencia artificial (IA).

¿Ha tenido el lector la oportunidad de interactuar con alguna de las diversas IAs disponibles actualmente? Al asombro y el entusiasmo de las posibilidades que ello abre le sigue una preocupación que, como mecanismo natural de autodefensa, evitamos ahondar. Lo cierto es que, al boom de la novedad de la IA de hace dos años, le ha seguido un rápido desarrollo y su gradual instalación en nuestras vidas.

Se puede seguir ahondando en el tema, ahora interesa centrar nuestra atención en lo que la IA implica para la educación a corto plazo. Para el mundo laboral y productivo la pasividad ante esta nueva realidad no es opción si se desea tener un papel que no sea simplemente periférico o básico -incluso irrelevante- como personas y como países; de la misma manera, la inacción no es opción para las instituciones educativas. Lo único seguro es el cambio y quien no lo asume lo sufre más temprano que tarde.

Muchos aspectos cambiarán con el uso generalizado de la IA en educación; se escribe mucho al respecto. Hoy los docentes viven día a día estos cambios. Quienes lo hacen con perspectiva intentan comprenderlos y adaptarse; quienes no desean desinstalar sus seguridades cierran un ojo, e incluso los dos, en una actitud negacionista. El impacto de la IA ya está en los procesos educativos, en el acceso y procesamiento de información, en las tareas, en las evaluaciones.

Gradualmente la incorporación de la IA en los procesos educativos formales afectará a toda la gestión curricular e institucional: El papel de los docentes, la forma de organizar los procesos, las gradualidades, las evaluaciones, las certificaciones, la disposición de la infraestructura y de los recursos. La educación en masa irá cediendo paso a una educación personalizada, los maestros pasarán de ser facilitadores a diseñadores de itinerarios de aprendizaje individualizado que sus estudiantes desarrollarán en interacción con la IA, la misma que se adaptará a sus intereses individuales, sus propios ritmos, sus formas particulares de aprender.

La transmisión de la información y la instrucción dejarán de ser el rol principal de los docentes. Por supuesto la educación es más que eso; por ello los desafíos y objetivos de los sistemas educativos serán los de la democratización del acceso a la conectividad y a plataformas educativas gestionadas con base a la IA. La labor docente se centrará quizá en organizar procesos de socialización, el desarrollo de habilidades, hábitos, actitudes que nos permiten la convivencia y nos hacen propiamente humanos.

Sin la pretensión de adivino o apocalíptico, es posible que, en un futuro próximo, la prensa -que también cambiará con la IA- anunciará no ya las fechas para la inscripción escolar sino una especie de información sobre las diversas opciones de subscripción a entidades educativas, ya no regidas por un calendario y pensum único, sino abiertas y flexibles. Si fuera así, ¿no debiéramos estar preparando las condiciones para que nuestro sistema educativo no quede rezagado u obligado a adherirse ciegamente a paquetes no siempre contextualizados ni libres de mercantilismo?

Luis Fernando Carrión Justiniano es educador e investigador boliviano

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La Justicia Renace: Un nuevo amanecer para Bolivia

Sergio J. Pérez Paredes

/ 12 de enero de 2025 / 07:01

«Para ser felices se necesita eliminar dos cosas: el temor de un mal futuro y el recuerdo de un mal pasado», decía Séneca, recordándonos que la verdadera transformación de una sociedad radica en su capacidad de superar sus miedos y sanar sus cicatrices. Hoy, Bolivia enfrenta un momento crucial en su historia, con la posesión de nuevos magistrados que prometen ser el faro de esperanza en un océano de incertidumbre.

Nuestra justicia, durante años, ha sido como un río contaminado: indispensable para la vida, pero envenenado por la corrupción, el servilismo político y la indiferencia. En ese contexto, la llegada de nuevos rostros al sistema judicial podría simbolizar el inicio de una purificación. Sin embargo, no basta con el cambio de nombres; lo que está en juego es la reconstrucción de la confianza en el pilar más frágil de nuestra democracia.

Los nuevos magistrados asumen sus cargos con una doble carga: la esperanza de un pueblo que anhela justicia verdadera y el peso de un pasado que se resiste a ser olvidado. La frase de Séneca cobra vida aquí: para avanzar, debemos mirar al pasado sin permitir que su sombra nos paralice. La justicia no puede ser prisionera de los rencores históricos ni de los intereses de turno; debe ser un instrumento de reconciliación y verdad.

El desafío filosófico y humano que enfrentan estos magistrados no es menor. Se les pide que sean los arquitectos de un nuevo orden, que levanten puentes donde otros solo han dejado abismos. Esto requiere valentía, independencia y, sobre todo, una visión ética que trascienda los intereses mezquinos que tantas veces han contaminado el sistema judicial.

La justicia no es un concepto abstracto; es el rostro sereno de una madre que confía en que el asesino de su hijo será juzgado. Es el brillo en los ojos de un joven indígena que, por primera vez, siente que su voz importa. Es el suspiro de alivio de una mujer que ya no teme denunciar a su agresor. En su forma más pura, la justicia es el alma de una sociedad que busca la paz consigo misma.

Pero para que esta justicia renazca, no solo necesitamos magistrados íntegros; necesitamos una ciudadanía vigilante. La transformación no vendrá desde un despacho, sino desde la unión entre instituciones sólidas y un pueblo que exige transparencia, equidad y resultados.

Hoy, Bolivia se encuentra en una encrucijada. Los nuevos magistrados pueden optar por ser los protagonistas de una epopeya que cambie la historia o meros actores secundarios en un drama repetitivo. La elección está en sus manos, pero también en las nuestras, como sociedad.

En este amanecer judicial, no basta con mirar el horizonte con esperanza; debemos caminar hacia él con determinación. El pasado nos ha dejado lecciones dolorosas, pero no estamos condenados a repetirlo. El futuro nos espera, y con él, la posibilidad de que la justicia, finalmente, sea el espejo limpio en el que todos los bolivianos puedan reflejarse con orgullo.

Que la frase de Séneca no sea solo un recordatorio de lo que falta, sino una promesa de lo que podemos construir. Porque una Bolivia justa no es un sueño imposible; es un destino al que estamos llamados, si tenemos el coraje de enfrentarlo juntos.

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Oposición venezolana, menos creíble

Alfredo Jiménez Pereyra

/ 11 de enero de 2025 / 08:48

Sin agenda y sin norte político, la oposición venezolana protagonizó un bochornoso y circense espectáculo político cuando dijo el jueves que la opositora María Corina Machado había sido secuestrada por el régimen del presidente Nicolás Maduro. Al más puro estilo de las fake news (noticias falsas), el equipo de apoyo de la opositora afirmó que las fuerzas policiales habían retenido a Machado tras ser interceptada y tumbada de una motocicleta en la que se trasladaba después de participar de una movilización opositora en Caracas; además, que hubo un herido tras la detonación de armas de fuego.

Este hecho fue la apertura de los noticieros televisivos en sus emisiones nocturnas en varios países de Latinoamérica. Lo paradójico de todo es que en ninguna de las imágenes televisivas ni de las redes sociales se escucharon detonaciones de armas de fuego, ni se vieron irrupciones violentas de parte de la Policía Bolivariana en contra de los manifestantes opositores.

La oposición y el Comando con Venezuela, equipo de campaña del excandidato presidencial Edmundo González Urrutia, no supieron explicar por qué el “régimen dictatorial” liberó a la exdiputada Machado después de su “captura”. Parece que el gobierno de Maduro no había sido tan “dictatorial” como lo califican varios gobiernos y medios de comunicación internacionales. Fue el mismo ministro de Interior de Venezuela, Diosdado Cabello, quien aseguró que, si el Gobierno chavista hubiera decidido capturar a la líder opositora, “ya estuviera detenida”. Veinticuatro horas después, la misma Machado dijo que fue detenida, atacada y que “abruptamente hubo una orden para liberarla”.

Muchos gobiernos y exmandatarios de la región buscan descarrilar a Venezuela y tratar de llevarla por los caminos del caos, la división, por los caminos del enfrentamiento y con el caos, la división, la violencia, hacer un llamado a una intervención extranjera militar, que es el sueño último de esta idea descocada del fascismo venezolano, de la extrema derecha, de tratar de aplicar un método de máxima presión, violencia y destrucción del chavismo. Desde hace años existe un movimiento mediático promovido en la prensa escrita, televisiva y en las redes sociales, para hacer ver a Venezuela como un estado fallido y desestabilizar a la nación. Y esta vez se ha sumado al mismo los medios de la socialdemocracia europea y latinoamericana, repitiendo los mismos argumentos sin base alguna.

En los últimos años, los principales opositores han huido de Venezuela, como el exalcalde de Caracas, Antonio Ledezma, quien en noviembre de 2017 escapó a España después de ingresar ilegalmente a Colombia. El también opositor Leopoldo López llegó en octubre de 2020 a Madrid tras abandonar la residencia del embajador de España en Caracas. Allí permaneció como huésped durante 18 meses, justo desde que fue liberado en abril de 2019 de su arresto domiciliario por un grupo de uniformados dirigidos por el también líder opositor y expresidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó. En abril de 2023, entró a Colombia desde Venezuela en un viaje muy polémico al tratarse de la tercera vez que rompía la prohibición de Maduro de no salir del país por una orden de arresto sustentada principalmente en la «legitimación de capitales». En la actualidad vive en Miami, desde donde realiza un activismo político «discreto». Aunque técnicamente se encontraba bajo vigilancia y no arrestada, la exfiscal General, Luisa Ortega, tenía prohibido salir del país. Sin embargo, protagonizó un sonado escape en una lancha que la llevó a la isla de Aruba y de ahí viajó a Bogotá. Actualmente vive en la capital española. Desde que huyó a España en agosto pasado, González Urrutia amenaza con autoproclamarse gobernante de Venezuela, no precisamente de Maduro, sino de Guaidó, el olvidado títere a quien Estados Unidos ungió presidente interino entre 2019 y 2023.

Lo cierto es que con una oposición cada vez más débil y menos creíble, Maduro juró como presidente de la República Bolivariana de Venezuela para el periodo 2025-2031 y Estados Unidos ha elevado a 25 millones de dólares, el máximo disponible, la recompensa por información para detenerlo.

Alfredo Jiménez Pereyra es periodista y analista internacional.

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Louk Hulsman, el de hoy

/ 9 de enero de 2025 / 06:07

Hulsman, mi profesor y uno de los referentes principales del abolicionismo, aquel vikingo de cerca de 2 metros, que vestía camisas floreadas sueltas y bermudas, quien, si bien no pretendía la abolición del Estado, pero sí la reducción del sistema penal, y por ello se prestaba a la confusión de si era un liberal o anarquista, como se lo pregunté en aquella clase en Maracaibo-Venezuela (1987), afirmaba que el abolicionismo se da principalmente en los países del noreste de Europa.

Caminando por las calles de Santa Cruz de la Sierra, observaba a los peatones y a conductores de vehículos, de servicio público y a los privados.

Observé que, en una intersección, mientras el semáforo estaba en verde, tanto para el transeúnte como para vehículos, aquel inicia el cruce de la calle, pero el vehículo sin poner guiñador ni observar, dobla justo hacia donde el transeúnte cruzaba, poniendo en riesgo su integridad y además propiciándole una reprimenda, el conductor y quienes lo acompañaban, como si tuviesen la razón.

Recordé a Hulsman, quien decía que los semáforos (símbolo del orden y del Estado) no deberían existir, porque cuando el ciudadano que va caminando o conduciendo por la calle se atiene al semáforo y descuida a la persona que están también caminando o conduciendo, es aquí donde pueden producirse los accidentes. Claro, implica toma de conciencia, de conocimiento y voluntad.

En repúblicas fallidas como la nuestra, de raquítica institucionalidad, por esas mismas razones, la mayoría no respeta —o no conoce— al sistema que es lo que representa un semáforo; desde la “autoridad”.

Con el pasar del tiempo me di cuenta de que sí, Hulsman, tenía razón. Vivimos, sufrimos y hacemos sufrir continuamente, ya que pareciera que quienes conducen vehículos nunca fueron a un curso o dieran examen sobre las reglas del tráfico, que los vehículos teniendo guiñadores no son utilizados para cruzar de una línea a otra, o cuando están girando hacia otra calle. Y también los peatones cruzamos la calle y en cualquier parte, tomamos servicios públicos en cualquier lugar, nos parqueamos en aceras, doble fila, e inclusive habiendo espacio donde está permitido, igual parqueamos en lo que corresponde a un doble espacio. Como diría Foucault, reproducimos fallas del Estado fallido, pero al final… poder.

Alejandro Colanzi Zeballos es criminólogo.

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De la esperanza… a la tormenta

/ 9 de enero de 2025 / 06:03

Al finalizar abril, el alcalde del Municipio de La Paz presentó el Plan de Reconstrucción de la Ciudad denominado “De la Tormenta a la Esperanza”, el cual, de acuerdo a lo expuesto al Concejo Municipal requiere el financiamiento de 1.800 millones de bolivianos para la ejecución de 19 acciones y 140 actividades (proyectos), sin embargo, una vez más, parece que el fin del ejecutivo es aprobar este financiamiento para ponerse al día en las tareas no realizadas con anterioridad.

En la gestión 2021, después de disputas entre concejales de oficialismo y oposición se aprobó un préstamo de 175 millones de bolivianos para la intervención de, según el alcalde, varias Superobras y Superservicios, sin embargo, habiendo transcurrido dos años de dicho crédito, los resultados no son tangibles. En materia de riesgos son desconocidos los proyectos para encarar esta nueva y prematura época de lluvias y, a la fecha, la labor del secretario Municipal de Resiliencia y Gestión de Vulnerabilidades se ha reducido a pasar baldes de agua en montadas y burlescas conferencias de prensa y ser el réferi en los jaloneos acaecidos la primera semana de diciembre en la Cámara de Diputados.

Es evidente que la ciudad fue azotada por las intensas precipitaciones entre febrero y marzo de 2024, es cierto también que estas fueron irregulares, es decir, superaron la magnitud en comparación a otros años, pero ¿la solución será un nuevo crédito? Lo cierto es que, en el plan mencionado, no se evidencia que exista la intención de preparar a la ciudad para la época de lluvias que vendrá este 2025, que de hecho ya se adelantó y generó zozobra en Bajo Llojeta e incluso costó una vida y varios daños materiales.

El plan presentado contempla temáticas sustraídas del Plan Ciudad en Movimiento, Plan Estratégico Institucional y el propio Programa de Gobierno: Negro Arias, Alcalde para todos, lo cual demuestra que, el crédito solicitado busca, a casi cuatro años de gestión, ejecutar proyectos que ya deberían incluso estar concluidos.

Si bien el Plan de la Tormenta a la Esperanza menciona algunas acciones para la reducción de vulnerabilidades, la prevención no necesariamente está ligada a grandes inversiones o la construcción de infraestructura, mucho menos a una mezcolanza de acciones heterogéneas sin un aparente norte; el conocimiento técnico para afrontar este tipo de situaciones es vital. En un contexto de crisis económica hacer inversiones inteligentes puede generar impactos significativos.

La gestión 2021, el Radar Meteorológico LAWR dejó de funcionar después de algunos intentos de adaptaciones improvisadas y reparaciones fallidas, es decir, estos dos últimos años el Sistema de Alerta Temprana trabajó sin uno de los elementos más importantes al momento de cuantificar los eventos meteorológicos y emitir alertas oportunas para la toma de decisiones, aspecto que definitivamente repercutió en los eventos ocurridos esta última gestión. Qué importante hubiera sido gestionar la reposición de este instrumento en vez de hacer gigantografías cuyo destino fue ser la alfombra del alcalde y su séquito.

Tal parece que pasar de la tormenta a la esperanza será solamente el slogan de un plan sin pies ni cabeza, que nunca pretendió ejecutarse, que únicamente se utilizó como salvavidas mediático para intentar mejorar la imagen de una gestión deficiente, que desconoce la ciudad y sus necesidades, que antepone la ejecución de “obras” por capricho y la instalación de luces led y bolardos sin un aparente objetivo a diestra y siniestra.

Bajo este sombrío panorama se pronostica una serie de eventos adversos no solo vinculados a fenómenos meteorológicos, sino también a una vulnerabilidad en la gobernabilidad, amenaza de convulsiones sociales y alto riesgo en la gestión del territorio y no generadas por las intensas precipitaciones, sino por el desconocimiento de las necesidades de la ciudad por parte de las personas a cargo.

Rodrigo Mamani Magne es arquitecto municipalista.

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