Deber de informar
No hay democracia sin libertad de expresión
El Gobierno ve a la crítica como oposición, y la oposición ve defectos en todo lo que hace el Gobierno. Y los medios nos encontramos como el mensajero que acaba muerto por cumplir con su trabajo. Un trabajo necesario en una sociedad que necesita esa intermediación para ampliar sus posibilidades de acercarse a la realidad, de obtener información y tomar así sus decisiones.
Es por eso que la libertad de expresión es indispensable para una sociedad libre y democrática, y por ello que asumimos como obligación nuestra el defenderla.
El proyecto de Ley contra el Racismo y la Discriminación, que implica, en dos de sus artículos (16 y 23), a los medios informativos, ha avanzado sin recoger todas las voces que han podido enriquecerlo. Esto ya no parece tener remedio. En el camino, una parte de la sociedad, organizada en torno justamente a los periodistas, se ha dado modos para dejarse escuchar.
No pudo ser en una mesa de diálogo amplio y de propuesta y contrapropuesta. Así que se tomó las calles, entre otras medidas que se justifican por el hecho de que son principios democráticos los que se hallan en entredicho. La Razón se ha pronunciado a través de editoriales en varias oportunidades. Sus trabajadores acaban de manifestarse en la plaza Murillo al grito de «contra el racismo sí, contra la censura no».
Desde esta casa periodística se ve como algo positivo que el país comience a crear los instrumentos para evitar el racismo y la discriminación. Estamos conscientes de que una de las mayores lacras es ésta de pensar que hay personas, grupos, sociedades que valen más que otras. Sabemos, como muestra la historia del país, que estas formas de concebir la realidad han mantenido en la pobreza a las mayorías, sobre todo indígenas, han menospreciado el aporte de las mujeres, han hecho mella de las personas con opciones sexuales diferentes… en fin, han causado daño y división entre los bolivianos.
Mal podría un medio de prensa oponerse a que se ponga límites a tales actitudes negadoras. Pero mal haría también si deja de informar y señalar los riesgos de una ley que pone en cuestionamiento uno de los valores por los que ha luchado la humanidad: derecho a pensar y comunicar, el derecho a expresarse libremente.
Hoy, conscientes de que la primera responsabilidad de un medio de información es con la sociedad, La Razón ha decidido respetar en su primera página la obligación del oficio periodístico: dar noticias. Como debe ser.