Tomaduras de pelo
La columna sindical- Ramiro Villegas. En la Copa América sabremos qué terreno pisamos y de qué pasta está hecho nuestro técnico
Poco ha tardado la Federación Boliviana de Fútbol en tomar otra decisión escasamente consecuente, esta vez referida al nombramiento del director técnico de la selección nacional, que finalmente recayó en quien días antes resultaba como la tercera opción.
Si bien justo es reconocer los méritos del nuevo seleccionador, otros técnicos de nuestro medio también los tienen, y aún más: con planteles disminuidos pero con sacrificio los sacaron de un descenso inminente de la Liga, a la par que los llevaron al título.
Lo que pasa es que la entidad federativa nos tiene acostumbrados a adoptar definiciones que sólo a ella le convienen, ¿no ocurrió ya con Erwin Sánchez? Claro, ahí está su presidente para hacer valer lo que pesa. Y de economía, ni hablar, su administración ha decidido manejarla como un cuasi «secreto de Estado» y sin «intromisiones» de ninguna índole.
Tantas cosas han sucedido o han hecho que sucedan —la mayoría poco convincentes—, que uno ya poco puede sorprenderse.
Hace unos meses, cuando se dijo que habíamos tocado fondo, hubo una revuelta en todas las esferas inherentes al deporte para llevar adelante de manera urgente la «reestructuración del fútbol», una de cuyas primeras medidas pasaba por la salida de los dirigentes de la Federación y de la Liga Profesional. Nada de aquello sucedió, una reunión por aquí, otra por allá, unas pequeñas movidas y ¡listo!, todo quedó como al principio, y ahora se muestran más fortalecidos que nunca y con la perspectiva de proseguir «su» mandato hasta quien sabe cuándo.
Y así nos van mareando la perdiz. Hace pocos días, dos de aquellos dirigentes se fueron a España dizque para conversar y tratar de convencer a Xabier Azkargorta para que se haga cargo de un proyecto macro en el fútbol boliviano. ¿Resultados?, ninguno.
Otra perlita nos hizo brillar los ojos, esta vez nos la «regaló» el flamante entrenador poco antes de que le designen como tal: de que es perfectamente posible clasificar al Mundial de Brasil 2014, lo que echó por tierra las aspiraciones de otros candidatos, quienes creían más bien en un proyecto de largo aliento.
En fin, habrá que ver. Lo que viene ahora es la Copa América Argentina-2011, y para nuestra selección será una prueba de fuego. Allí sabremos, efectivamente, qué terreno pisamos y de qué pasta está hecho nuestro director técnico.
Entretanto, vuelve a la palestra esto que tanto apasiona: el fútbol. Y cualquier circunstancia y hasta una excusa será válida para una discusión sobre el tema, pues como suele decirse: no sólo de pan vive el hombre.
Por mi parte, y fiel al patético pesimismo de esta nota, me niego a creer en cosas buenas para nuestro fútbol, al menos en este tiempo. Sí creo que todos los ímpetus dirigenciales son puras tomaduras de pelo.
Ramiro Villegas Vargas
es corrector de La Razón.