Estatua defectuosa
Un escándalo monumental, textualmente, se vive en El Alto. La estatua que debía representar a una mujer alteña, símbolo de quienes se movilizaron en octubre del 2003 para rechazar las políticas gubernamentales que, consideraron los alteños, iban en contra de los intereses del país, ha resultado un esperpento.
Un escándalo monumental, textualmente, se vive en El Alto. La estatua que debía representar a una mujer alteña, símbolo de quienes se movilizaron en octubre del 2003 para rechazar las políticas gubernamentales que, consideraron los alteños, iban en contra de los intereses del país, ha resultado un esperpento.
«Más parece un insulto a la mujer alteña —dice el vecino Javier Siñani—: tiene el rostro de varón, no tenía senos; bueno, ahora le pusieron, pero además el niño (que acompaña a la figura femenina) tiene el brazo izquierdo muy largo».
Uno no sabe si reír o llorar por la situación que podría pasar por una anécdota, si no fuera porque hiere sensibilidades y porque le ha costado a la ciudad 95 mil bolivianos. Un dinero que se intenta recuperar, aunque da la impresión de que no será tan fácil.
Este caso muestra varias aristas que pintan bien la forma en que ciertas alcaldías manejan las obras: quién sabe cómo, una empresa llamada Linda Francisca Ramírez se adjudicó la escultura. ¿Qué criterio artístico y urbano primó en esta elección?
Luego, nadie de la Alcaldía hizo una supervisión del trabajo. Así es que los defectos se concretaron y obligaron, tarde ya, a romper el contrato «por mala ejecución». La obra está ahora abandonada y se habla de ella sólo cuando la prensa pregunta.