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Perniciosa burocracia

El milagroso rescate de José Manuel, nombre con el que fue bautizado el bebé recién nacido encontrado en un basurero por policías comunitarios, pone en la palestra, de nueva cuenta, un tema que no termina de ser suficientemente discutido en el país: la adopción.

A raíz de este incidente, varias personas manifestaron su interés en adoptar a José Manuel; sin embargo, el procedimiento estipula que las parejas no pueden elegir a un niño en particular, su elección se limita al sexo y a la edad. Hasta aquí todo bien, pues tal medida está pensada para ofrecer un hogar a los niños huérfanos de manera equitativa. El problema surge en el tiempo que demanda este burocrático proceso: entre uno y dos años.

Jean Piaget, psicólogo suizo mundialmente reconocido por sus estudios cognitivos sobre aprendizaje y desarrollo, señalaba en una frase ahora célebre: «Denme un niño hasta los 7 años y yo respondo por su edad adulta», respecto a la importancia de los primeros años en la vida futura de una persona, tanto más importantes por cuanto en esa etapa se desarrollan los esquemas básicos para comprender y actuar en el mundo. De allí que estos prolongados meses de espera, de una adopción, pueden ser leídos como un grave atentado, susceptible de generar retrasos y secuelas irreversibles en el desarrollo de los niños.