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Liderazgo

Una buena estructura puede impulsar el crecimiento de una institución, pero en ningún caso puede determinar su desarrollo. Para sobresalir, toda organización requiere de liderazgo. Pero no del tipo, tan frecuente en nuestro medio, en el que los líderes asumen actitudes mezquinas respecto a permitir y animar a otros para que caminen a su lado. Desde esta errada perspectiva, el líder sospecha de los demás en vez de apoyarse en los demás, se concentra en sí mismo y se olvida del resto. Sus destrezas individuales determinan pequeñas victorias, cuando las destrezas de muchos podrían determinan una gran victoria. En cambio, si una autoridad tiene la capacidad no sólo de reclutar seguidores, sino de formar a otros líderes y de reconocer el valor que pueden aportar, entonces podrá establecer un equipo que capte su visión, la implemente y colabore en materializarla; amén de reducir el tiempo laboral. Cuando se trabaja por una causa común, las fuerzas no se suman, se multiplican.

Por eso, cuando el  presidente Morales recomienda a sus ministros trabajar 18 horas, se concentra en el esfuerzo y se olvida del liderazgo. Los líderes piensan como tales y ésto les confiere el poder de aligerar la carga de sus superiores. Visión de incalculable valor a la hora de tomar decisiones, discutir ideas y brindar seguridad.