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Cocaína en Irupana

Toda oferta genera su propia demanda, fue la frase que inmortalizó al economista Juan Bautista Say, formulada para demostrar la existencia de un supuesto equilibrio en términos de producción y de consumo. La gran depresión de 1929 echó por tierra este postulado sin mayores discusiones.

De todas maneras, no resulta difícil comprobar que, en ciertos sectores, cualquier aumento de la oferta efectivamente se traduce en un incremento de la demanda, aunque no proporcional como suponía la teoría neoclásica. Este parece ser el caso del narcotráfico. Tradicionalmente, los Yungas paceños se caracterizaron por ser una región productora de coca, pero no de cocaína; generalmente procesada en lugares de menor población. De allí que el reciente hallazgo de una fábrica de droga en Irupana haya causado inquietud. Los mismos cocaleros temen la estigmatización de la zona como área de narcotráfico, tal como sucede con el Chapare.   

¿Qué está pasando? Rescatando el postulado de Say, se podría formular la siguiente hipótesis: el aumento del cultivo de coca en los Yungas (según la ONU, el 2002 se produjeron 13.800 ha, mientras que el 2009, 20.900 ha), se viene traduciendo en un incremento de la demanda, ya para el consumo tradicional, pero también para la fabricación de cocaína.