Política del cinismo
Estamos ante un caso que pone en cuestión el recurso del refugio político
En efecto, cuando se supo que el Consejo Nacional del Refugiado (Conare) paraguayo había fallado a favor de Cossío, comentamos en esta misma sección que se trataba de un típico caso en el que un personaje notable recibía un beneficio humanitario, el refugio político, no por su real situación, sino por la presión política desplegada en el país anfitrión para favorecerlo.
Las revelaciones divulgadas el domingo 6 por Día D han actualizado esa idea, confirmándola y agregando numerosos detalles, que van desde el modo artero en que la autoridad departamental de Tarija huyó en un vehículo, en el que cruzó la frontera escondido (¿es qué acaso pesaba una orden de arraigo contra el gobernador Cossío?), hasta el descarado lobby político y mediático que la derecha paraguaya desplegó para asegurarse de que el Conare fallara a favor del político boliviano.
Y no sólo eso, las fuentes consultadas por la revista tarijeña también revelaron que Cossío goza de tan especial auspicio en el vecino país gracias a sólidas amistades con prominentes políticos de derecha y autoridades gubernamentales del Paraguay, con quienes, además de ideología política, comparte favores y deudas mutuas.
Estamos, pues, ante un caso que pone en cuestión el recurso humanitario del refugio político o, cuando menos, a la institución que en este caso lo otorgó, basada menos en los tratados internacionales o en la evidencia que justifica la concesión o el rechazo del asilo, que en la ya señalada presión política y mediática. La prueba más clara de esto fue la renuncia forzada al Conare de una legisladora paraguaya que se manifestó contraria al refugio de Cossío.
Por su parte, el Canciller paraguayo explicó varias veces que las propias normas abren la posibilidad de que el Estado de Bolivia apele la decisión del Conare e intente la expulsión o la deportación del personaje buscado por la justicia; sin embargo, la configuración política en Paraguay permite suponer que este trámite tampoco sería favorable a los intereses de las autoridades bolivianas.
Una vez más se ha impuesto el cinismo a la responsabilidad en cuestiones políticas, y ha quedado demostrado que el refugio político también sirve para favorecer la impunidad. Hoy, Mario Cossío goza de un exilio dorado con el auspicio de sus generosos anfitriones; mientras tanto, la justicia y la decencia pueden esperar.