Autonomía por inercia
Pese a que en un determinado momento de la historia reciente se afirmaba y se creía que la autonomía departamental era la llave para abrir las puertas al desarrollo, y por tanto su urgencia incuestionable, hoy el proceso autonómico parece avanzar más por efecto de la inercia que por voluntad de sus agentes en los órganos legislativos y ejecutivos departamentales.
Pese a que en un determinado momento de la historia reciente se afirmaba y se creía que la autonomía departamental era la llave para abrir las puertas al desarrollo, y por tanto su urgencia incuestionable, hoy el proceso autonómico parece avanzar más por efecto de la inercia que por voluntad de sus agentes en los órganos legislativos y ejecutivos departamentales.
Hoy las autonomías departamentales cuentan con casi todo el marco jurídico necesario para consolidarse y desarrollarse, y pesa sobre las autoridades y representantes electos la enorme expectativa creada en la población respecto de sus bondades en la generación de riqueza y la democratización del poder; sin embargo, a más de un año de vigencia del Estado autonómico, los gobiernos departamentales siguen legislando sobre aspectos administrativos, si es que no están todavía buscando la forma de comunicarse entre legislativo y ejecutivo.
Desde la mirada de la Viceministra de Autonomías, esa clara preeminencia de las normas enfocadas al funcionamiento del gobierno departamental expresa también la ausencia de una mirada estratégica suficientemente madura entre los legisladores autonómicos.
No se reclama aquí por la elaboración de leyes administrativas, pues son necesarias para la construcción de la institucionalidad autonómica, sino por el hecho de que su dilatado tratamiento ha distraído la atención de otros aspectos igualmente necesarios y tal vez más urgentes dado que el desarrollo económico y social, metas del modelo autonómico, a menudo es una apuesta de largo plazo.
Por otra parte, la señalada carencia de mirada estratégica debe ser resuelta con acciones destinadas a formar a las y los legisladores departamentales en materias de planificación estratégica y gestión del desarrollo. El no desarrollar competencias técnicas significará condenar a las asambleas departamentales a reproducir las peores prácticas de la política parlamentaria, más dedicada a la polémica estéril y la descalificación del otro que servir a la población.
Por ahora el Ministerio de Autonomías tiene como objetivos para esta gestión poner en funcionamiento el Servicio Estatal de Autonomías y el Consejo Nacional de Autonomías, instituciones, técnica la una y de coordinación la otra, que deben favorecer la construcción de institucionalidad en todos los niveles autonómicos; pero sigue faltando un claro componente de formación, habida cuenta de que el proceso autonómico implica muchos aspectos novedosos y desconocidos incluso para los más letrados.
La construcción de las autonomías departamentales, pues, necesita un impulso que revitalice el proceso, hoy aparentemente entrampado en asuntos burocráticos o peleas de política menuda, pues la población pasará la factura de sus expectativas insatisfechas más pronto que tarde.