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Pueblo especial y sagrado

Para Octavio Paz, la soledad del pueblo mexicano tiene las mismas raíces que el sentimiento religioso, por cuanto constituye «una orfandad, una oscura conciencia de que hemos sido arrancados del Todo y una ardiente búsqueda: una tentativa por restablecer los lazos que nos unían a la creación».  Al igual que en México, la religiosidad del pueblo boliviano es muy profunda, y también se encuentra estrechamente ligada con la necesidad de regresar al origen, de retornar al centro sagrado del que un día fuimos arrancados, ¿en la Conquista o en la Independencia? se pregunta Octavio Paz. 

Por eso, cuando el Vicepresidente del Estado afirma que los pueblos donde nacieron los líderes indígenas Túpac Katari, Zárate Willca y Evo Morales son algo «especial y sagrado», o bien muestra que embargado por la emoción es capaz de excesos retóricos, o bien busca afianzar el liderazgo del presidente Morales aprovechando el espíritu de religiosidad andino.

El riesgo aquí consiste en olvidar que la gran mayoría de los seres humanos comparte las mismas miserias, taras y equivocaciones; y que absolutamente todos cometemos extravíos políticos, cívicos y morales. En este sentido, al atribuirle virtudes sagradas al nacimiento del Presidente, en realidad, se le está entregando una carga difícil de sobrellevar.