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Dolores de parto

La naturaleza atraviesa por dolores de parto, y toda su creación siente los efectos de este alumbramiento, que en vez de vida trae muerte, y en vez de esperanza, angustia. En Bolivia, los desastres ya cobraron la vida de 52 personas, y ya suman 15 mil las personas afectadas. Al otro extremo del mundo, Japón acaba de soportar el peor terremoto registrado en su historia, y a pesar de ser el país mejor preparado en todo el planeta para enfrentar este tipo de desastres, los daños registrados hasta el momento no son alentadores: cientos de muertos y desaparecidos, miles de hogares destruidos, una central nuclear afectada que podría generar una catástrofe ecológica de magnitud histórica.

Tanto en occidente como en oriente, la naturaleza nos vuelve a recordar lo vulnerables que somos ante su poder, que la soberbia humana y la de sus creaciones bien puede ser humillada en cuestión de segundos, que la vida no solamente es corta sino también efímera, y que aquellas cosas que no se ven (como el amor, la solidaridad o la paz espiritual) suelen ser de mayor valor pero también de mayor duración que aquellas que sí se ven, como la riqueza, la posición social o la belleza física. Quizás viene siendo hora de preguntarnos dónde tenemos puesta la mirada, pues es allí donde invertimos la mayor parte de nuestro tiempo y de nuestros recursos.