Un largo drama
Los problemas de orden psicológico y social serán sin duda los menos fáciles de resolver
En efecto, han señalado diversos especialistas que los problemas asociados a las condiciones en que deben vivir los damnificados van mucho más allá de la provisión de alimento, abrigo y servicios básicos, que hasta ahora han sido cubiertos tanto por el esfuerzo de las autoridades como, fundamentalmente, por la solidaridad de muchas personas e instituciones en todo el país.
Entre las complicaciones previsibles están las relacionadas al hacinamiento, con su secuela de abusos (incluyendo la violación de mujeres y niños); las infecciones respiratorias y digestivas, tanto por los rigores del clima como por las condiciones de higiene y salubridad; y aquellas producidas en el ánimo y la actitud de las personas por la incertidumbre que provoca el haber perdido su intimidad y autonomía, así como aquellos bienes que aseguraban la satisfacción de sus necesidades básicas.
Respecto de la primera de dichas complicaciones, hay que considerar que si bien la vigilancia, policial y vecinal, es indispensable para evitar conductas desviadas de la norma, mucho más lo es trabajar en las actitudes de respeto mutuo y búsqueda del bien común, factores que, dadas las circunstancias, no necesariamente aparecen en la lista de prioridades de cualquier persona afectada.
En lo referido a la salud, no estará de más recordar una y otra vez a las autoridades de los gobiernos nacional, departamental y local que tienen la obligación legal de garantizar la salud pública, tanto a través de la provisión de servicios de emergencia y atención rutinaria como, fundamentalmente, a través de estrategias de prevención. Finalmente, los problemas de orden psicológico y social serán sin duda los menos fáciles de resolver porque ¿cómo se le devuelve la esperanza a quien lo perdió todo excepto la propia vida? ¿Cómo se detecta a tiempo los traumas en las niñas y niños, y cómo se los trata apropiadamente? Y por último, ¿quién se encarga de esas tareas?
Hasta ahora las acciones solidarias han sido muchas y muy generosas, pero es previsible que con el paso de los días comiencen a mermar, y poco a poco se haga más difícil reponer las vituallas que hoy, afortunadamente, no faltan. Tocará a las autoridades asegurar la provisión de agua, alimentos y otros insumos esenciales, y al resto de la sociedad el mantener activo el interés y las ganas de ayudar, y en eso los medios de comunicación tenemos mucho qué aportar. No podemos, no debemos abandonar a esas personas.