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Cooperación japonesa

Cuánto nos ha dado Japón en 33 años en que su ayuda económica es sistemática y sostenida. Al menos, el equivalente a 1.666,92 millones de dólares, según informes de JICA, que acaba de celebrar un aniversario más en Bolivia. Una celebración que el Gobierno japonés no ha querido posponer, pese a que en ese país se sufre en estos momentos los efectos del sismo y el tsunami que han afectado, como se sabe, a plantas nucleares en Fukushima.

«¡Viva Japón, sentimos tu dolor por los desastres!», han escrito en letreros de bienvenida a la delegación de JICA los escolares del colegio 6 de Agosto, en Cotoca (Santa Cruz). Y han puesto también: «Acuérdense siempre de nosotros».

Ciertamente, hay que agradecer a Japón el que se haya podido mejorar la calidad de vida de muchos bolivianos: a través de escuelas, hospitales y, recientemente, un proyecto de piscicultura que podría cambiar el destino triste de un pueblo dedicado a hacer ladrillos por la pesca y la venta de este producto.

Lo que da pena es la actitud de manos extendidas que casi siempre exhibe Bolivia. Somos una nación pobre, es verdad. Lo llamativo es que Japón, un país casi sin recursos naturales, nos da una lección y, ahora en crisis, todavía debe escuchar eso de «no dejen de ayudarnos».