Crimen sin resolver
¿Qué clase de Ejército es ese que deja impunes los crímenes en sus cuarteles?
Por lo que se sabe, el 9 de febrero de este año, en un ejercicio de entrenamiento en lucha cuerpo a cuerpo, el joven militar intentó abandonar la pelea, lo que causó el enojo de su instructor, que a su vez ordenó al eventual contrincante que redoblara la severidad del ataque. El subteniente golpeado terminó haciendo un penoso recorrido por diversos hospitales hasta fallecer en Santa Cruz de la Sierra. Descerebramiento, fue el diagnóstico que ofreció uno de los médicos a los familiares, según revelaron éstos.
La Escuela de Cóndores de Bolivia (Esconbol), instancia de formación para oficiales, es famosa por el rigor de sus métodos, basados en el esfuerzo físico extremo. Por eso mismo, para cualquier militar es un orgullo portar la insignia de satinador, pues significa que retó a la muerte. Sin embargo, no se espera que ésta sea causada por un instructor o por un compañero de entrenamiento.
Por la notoriedad del caso, abonada por los desesperados e infructuosos intentos del padre del joven fallecido por entrevistarse con el Presidente del Estado, los mandos militares anunciaron un sumario informativo que luego daría paso al procesamiento penal del o los culpables. Sin embargo, hasta el fin de la semana pasada, el mencionado informe aún no había sido concluido. De la misma manera, y en el marco de su misión constitucional, la Defensoría del Pueblo inició una investigación de oficio, cuyo informe también está en proceso de elaboración. Asimismo, semanas atrás, el Ministerio Público elevó una queja formal por obstaculización de sus investigaciones contra los jefes militares.
Mientras tanto, la familia Poma, de origen indígena, lo que permite imaginar el tamaño de los esfuerzos invertidos en la carrera militar de Gróver, sólo obtiene silencio a su demanda de justicia y sanción a los culpables. Las expectativas puestas en la actuación defensorial obligan a la institución nacional de DDHH de Bolivia a responder a la altura de sus antecedentes, pues un informe débil sólo dañaría el prestigio de la Defensoría del Pueblo.
No es el primer caso de abuso en los cuarteles, y los antecedentes señalan la práctica del encubrimiento entre camaradas y la lenidad entre los miembros del Tribunal Militar, lo cual obliga a preguntarse ¿Qué clase de Ejército es ese que deja impunes los crímenes en sus cuarteles? ¿Qué clase de Ejército es aquel que protege a los homicidas de sus propios camaradas, de sus compatriotas?