Tragedia para el periodismo
Esta semana, una tragedia ha enlutado al gremio periodístico. El periodista David Niño de Guzmán Velasco fue encontrado muerto el jueves. Los signos de violencia identificados en el cuerpo han inspirado las peores hipótesis, y está en manos de la Policía hallar la verdad del trágico suceso.

Esta semana, una tragedia ha enlutado al gremio periodístico. El periodista David Niño de Guzmán Velasco fue encontrado muerto el jueves. Los signos de violencia identificados en el cuerpo han inspirado las peores hipótesis, y está en manos de la Policía hallar la verdad del trágico suceso.
Organizaciones de la prensa han manifestado su profunda preocupación por el hecho, y han demandado, con razón, un pronto esclarecimiento de las circunstancias en que murió el periodista, que fungía como Jefe de Prensa de la Agencia de Noticias Fides (ANF).
En su pronunciamiento, las organizaciones periodísticas han señalado que el trágico suceso «se constituye en uno más de los que afectan a la libertad de expresión y opinión en el país, pero que no pueden quedar en la impunidad», y si bien es difícil afirmar que la causa hubiera sido un ataque directo al señalado derecho, sí es evidente que cuando muere un periodista no es cualquier voz la que se calla, sino la de quién ha entregado su vida al servicio de la búsqueda y difusión de la información, bien común que está en la base de cualquier sistema democrático.
Nuestra solidaridad está con la familia y amigos de David. Su muerte nos duele a todos.