Renovar la mente
Visto desde afuera, el desarrollo de muchos países parece natural, espontáneo, pues se suele observar sólo los resultados pero no el proceso; no se percibe el trabajo ni los problemas ni fracasos detrás de los resultados.

Visto desde afuera, el desarrollo de muchos países parece natural, espontáneo, pues se suele observar sólo los resultados pero no el proceso; no se percibe el trabajo ni los problemas ni fracasos detrás de los resultados. La experiencia de la república de Corea del Sur constituye un buen ejemplo de ello.
En un artículo recientemente publicado por este diario (23.04.11), el embajador de Corea del Sur en Bolivia explica que, en los 70, su país se hallaba inmerso en la pobreza y la desesperanza. Sin recursos naturales de importancia ni herramientas estratégicas, las autoridades se dieron cuenta de que cualquier avance pasaba por la gente. Entonces emprendieron un programa (SaemaeulUndong) cuyo lema era: «Podemos lograrlo. Lo lograremos». El objetivo era erradicar el espíritu derrotista profundamente arraigado en la sociedad coreana luego de una cruenta guerra y décadas de pobreza.
40 años después, Corea del Sur se encuentra entre los países más avanzados y ricos del planeta. Se trata de un ejemplo concreto que revela que todo cambio empieza por la mente, y que son los pensamientos los que en definitiva marcan la diferencia entre el éxito y el fracaso; experiencia que bien vale la pena emular pero no sólo a nivel nacional, sino sobre todo de manera individual.