Una necesaria disculpa
Si hay un género periodístico libre es la caricatura. De ahí que el trabajo de dibujantes, ilustradores y humoristas sea, en situaciones extremas, el último refugio de la libertad de expresión. Pero por esto mismo también se puede caer en errores o excesos.
Si hay un género periodístico libre es la caricatura. De ahí que el trabajo de dibujantes, ilustradores y humoristas sea, en situaciones extremas, el último refugio de la libertad de expresión. Pero por esto mismo también se puede caer en errores o excesos. Es el caso de la caricatura publicada en nuestra edición de ayer, que muestra un monumento al periodista amordazado por la Ley de Lucha contra el Racismo y con una dinamita a punto de estallar en su cintura.
Ciertamente no fue la intención de nuestro caricaturista, pero fue interpretada por algunos de nuestros lectores como una referencia directa a la muerte del colega David Niño de Guzmán, cuyo fallecimiento aún no ha sido esclarecido, y en esa medida como una aproximación frívola a un tema tan sensible. Trond Scheen, el galardonado dibujante y caricaturista que engalana la página editorial de este diario desde hace muchos años, ha explicado que su intención no fue mostrar al periodista fallecido, sino a un modelo genérico de profesional de la información amenazado por las actuales circunstancias.
Aun así, no compartimos la idea de que la ley contra el racismo sea una amenaza a la libertad de expresión ni que la muerte del colega sea generalizable. Por las lecturas erróneas que se pudieron producir, ofrecemos nuestras disculpas a las y los lectores de este diario.