Peculiar sesión municipal
El jueves anterior, en el barrio alteño Arco Iris, se vivió una jornada muy peculiar. El Alcalde de la vecina Achocalla en compañía de los concejales de su municipio instalaron en la vía pública una mesa y varias sillas, con la intención de sesionar en el límite de ambos municipios.
El jueves anterior, en el barrio alteño Arco Iris, se vivió una jornada muy peculiar. El Alcalde de la vecina Achocalla en compañía de los concejales de su municipio instalaron en la vía pública una mesa y varias sillas, con la intención de sesionar en el límite de ambos municipios.
Los vecinos de El Alto interpretaron aquel insólito despliegue como un gesto para sentar soberanía sobre esa zona colindante. Siempre resueltos y aguerridos, decidieron entonces levantar la sesión de sus vecinos literalmente a patadas; pero ésta continuó, afirman, en un bar cercano. Una vez concluido el Concejo, al calor de las cervezas, las autoridades supuestamente manifestaron sus verdaderas intenciones al exigir a los vecinos que abandonen aquel barrio que, según su opinión, pertenece a Achocalla.
Curioso episodio que bien podría inspirar un relato picaresco, pero que asimismo nos recuerda que solamente 25 de 339 municipios cuentan con límites territoriales establecidos, y que la gran mayoría prefiere alimentar este debate desde una posición defensiva, antes que pensar en planes de desarrollo productivo conjuntos. Actitud que pondera las carencias por encima de las posibilidades y que da como resultado un producto demasiado conocido por el pueblo: pobreza.