Semillas transgénicas
Los herbicidas, en el largo plazo, terminan agotando la fertilidad de la tierra
A corto plazo, nada mejor que las semillas transgénicas para aumentar y mejorar la producción de alimentos; y es que algunos de estos alimentos llevan incorporado a su ADN información capaz de eliminar sus propias amenazas. Es el caso, por ejemplo, del Maíz Bt resistente a las larvas de los dípteros. Otros cuentan con genes que los vuelven inmunes a ciertos tipos de herbicida, como las variedades de soya o maíz resistentes al glifosato. Cuando este pesticida se les aplica, las plantas a su alrededor mueren, pero estas variedades transgénicas perviven; efecto que reduce el empleo de la mano de obra durante su deshierbado, siembra y cosecha. Empero, no todo lo que brilla es oro.
En efecto, Roger Carvajal Saravia, doctor en Ciencias Biológicas, en un documento publicado hoy en La Razón digital, advierte sobre los riesgos de su aplicación para la salud, el medio ambiente y la seguridad alimentaria. Hasta ahora, las investigaciones no han encontrado evidencias que demuestren la toxicidad de estos productos para el consumo de la población. Empero, advierte Carvajal, la gran mayoría de estos estudios han sido elaborados por las mismas empresas productoras de semillas transgénicas, mientras que los pocos análisis independientes han puesto en duda sus resultados.
Donde no existe mucho debate es en la existencia de riesgos para el medio ambiente. En efecto, al dispersarse, el polen de estas plantas puede entrar en contacto con otras variedades locales y contaminarlas; para Carvajal, este riesgo conlleva una especial gravedad en el caso del maíz nacional, en tanto «puede significar la pérdida de un valioso patrimonio genético».
Esta erosión genética también deviene de la propensión de los productores a sembrar solo las variedades más comerciales, marginando al resto; pérdida de agro-biodiversidad experimentada ampliamente en otros países, como México o India, y que está agudizando su vulnerabilidad alimentaria ante las eventualidades climáticas.
En cuanto a los herbicidas que van de la mano con estos cultivos, la experiencia ha demostrado que su empleo constituye un riesgo para la salud. Además, a largo plazo, termina agotando la fertilidad de la tierra, pues elimina a los «microorganismos (bacterias, hongos, protozoarios) que habitan y dan vida al suelo». Por todo lo expuesto, cabe esperar que el Comité de bioseguridad (responsable de autorizar el ingreso de estos productos) esté conformado por personas idóneas que no se dejen influenciar por las grandes transnacionales ni por intereses particulares.