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Una gran alegría

Ayer, el equipo de Gustavo Quinteros le regaló una gran alegría a todo el país. Para orgullo nuestro, la cenicienta que Argentina pensó «elegir» buscando brillar durante la inauguración de la Copa América, a través de un sorteo siempre polémico, resultó ser un aguerrido rival, que le aguó la fiesta al equipo albiceleste, plagado de estrellas y conducido por el mejor jugador del mundo. 

Desahuciando todos los pronósticos y estadísticas, Bolivia consiguió un empate que bien pudo ser una victoria ante el favorito de la Copa. Detrás de este triunfo se percibe la mano del entrenador nacional y de todo su equipo, que consiguió estructurar un conjunto firme y ordenado, capaz de resistir la presión local desde el primer minuto.

Atrás, la destreza de la defensa nacional liderada por el capitán Ronald Raldes, y la seguridad del portero Arias, que supieron anular la magia de Messi y las embestidas de Tévez, dieron el respiro necesario para que el boliviano Edivaldo inaugure el marcador al minuto 47; Marcelo Martins pudo sellar la victoria en un duelo mano a mano que perdió frente al arquero argentino. De todas maneras, el empate nos llena de orgullo, por la valentía y entereza que los jugadores de la selección nacional manifestaron durante los 93 minutos. Lo demás es historia.­