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Logros y retos de la CAF

La Asociación Latinoamericana de Libre Comercio representó por consiguiente el primer esfuerzo en América Latina de ampliar los estrechos mercados internos mediante su agregación primero en un espacio de libre circulación de bienes, al cual debían sucederle luego etapas más avanzadas de integración económica.

Para acelerar el proceso y buscar un mayor equilibrio entre economías de diferentes tamaños y logros en materia de industrialización, hacia mediados de los años sesenta se sentaron las bases del Grupo Andino, en cuyo contexto se creó también la Corporación Andina de Fomento (CAF), que inició formalmente sus operaciones en junio de 1970.

Desde entonces la CAF ha pasado por dos etapas claramente diferenciadas. En las dos primeras décadas de su existencia, la Corporación ejerció de brazo financiero de los proyectos de integración que se acordaban en el marco de los diferentes mecanismos de programación del Grupo Andino.

Los cambios en las prioridades y los enfoques de las políticas económicas en los países andinos en los años noventa, determinaron la necesidad de ampliar el accionar de la CAF, con miras a transformarla de una entidad de fomento en una institución financiera en forma, capaz de proporcionar financiamiento y asistencia técnica a sus países miembros sin las condicionalidades que caracterizan a otras instituciones financieras multilaterales.

Vistas las realizaciones de la CAF en los últimos 20 años, se puede afirmar que dicha tarea ha sido cumplida a cabalidad, y el mérito le corresponde en buena medida a Enrique García, que ha presidido la Corporación desde 1991. Durante su mandato, la CAF ha ampliado el número de sus países miembros de cinco a 18, y ha multiplicado en varias veces su patrimonio y su cartera.

Baste mencionar que en su primera década de existencia, la CAF desembolsó un total de 240 millones de dólares, mientras que en la década pasada, dicha cifra se ha multiplicado por más de 100 veces. Con la reciente reelección de García se busca consolidar los logros institucionales, al mismo tiempo que se asegura que la CAF contribuya con esfuerzos adicionales de financiamiento en los ámbitos de la infraestructura, el desarrollo tecnológico, así como en la apertura y profundización del relacionamiento de América Latina con otras regiones del mundo.