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La deuda de EEUU

Si el Congreso estadounidense no levanta el techo de su deuda, actualmente en 14,3 billones de dólares, Estados Unidos se enfrentará por defecto a una situación temporal de impago antes del 2 de agosto, según advierte el propio Departamento del Tesoro. No solamente China, su mayor acreedor (según datos del Tesoro, el gigante asiático compró cerca de 1,15 billones de dólares en bonos), está a la espera de un acuerdo entre republicanos y demócratas que logre sortear positivamente esta situación, sino también el resto del mundo, pues, como bien señala Barack Obama, una suspensión de pagos podría empujar a EEUU a la recesión y desatar una nueva fase de turbulencias en los mercados financieros.

En efecto, si el impago de un país pequeño como Grecia podría ser lapidario para el euro, como bien advierte el Banco Central Europeo, resulta difícil medir el alcance que tendría una suspensión de pagos de Estados Unidos. En cualquier caso, tal parece que la humanidad se encuentra en los albores de una nueva época, y que los próximos años no se pintan muy claros ni alentadores; y es que la historia no registra ningún caso en el que el sistema internacional se mueva de una estructura a otra mediante el suave método de pasarse el bastón de mando, ni tampoco sin perdedores ni ganadores.