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Celebrar la lectura

No cabe duda de que la escritura constituye uno de los inventos más importantes de la humanidad. Su cercanía con el habla así como su uso cotidiano nos incitan a olvidar que se trata de una revolucionaria creación humana, colectiva, y por ende susceptible no sólo de mejorar sino también de empeorar. Y en esta época posmoderna —marcada por la fácil e inmediata comunicación a través de mensajes de texto y herramientas de internet— la tendencia del lenguaje escrito y hablado no es precisamente la de mejorar, sino todo lo contrario.

La falta de lectura, el mal uso de la red y la pésima calidad de los programas que se transmiten por televisión están generando, en muchas sociedades alrededor del mundo, una suerte de atrofia del lenguaje, especialmente entre los jóvenes y adolescentes que emplean cada vez menos palabras para comunicarse y de manera también más pobre. Al respecto, Bolivia no se encuentra al margen de este efecto.

En este sentido, la celebración de la lectura, que es el objetivo último de la Feria del Libro que ayer se inauguró en su decimosexta versión, representa un hecho fundamental para preservar y desarrollar nuestra cultura e intelecto; y es que el lenguaje escrito sigue siendo la mejor manera de aprender y el principal sustento del conocimiento moderno.