Revolución productiva
La disminución neta de 99 mil ha sembradas confirma la importancia de los decretos
Así, la señalada ley ha comenzado a materializarse, al menos en dos de las áreas más sensibles de la actividad agrícola y pecuaria: a través del Decreto del Seguro Agropecuario Universal, protegiendo a los productores rurales de las inclemencias de la naturaleza; y a través del Decreto de Diferenciación de Aranceles y Liberación de Gravámenes por la Importación de Insumos y Maquinarias Agrícolas, facilitando la importación de aquellos insumos que no se producen en el país.
En el primer caso, se dispone que el Tesoro General de la Nación (TGN) asignará Bs 28 millones como fondo de arranque para compensar a agricultores y pecuarios que sufran pérdidas por contingencias como heladas, sequías o inundaciones, aspecto decisivo en materia de seguridad alimentaria, pues cuando un productor rural es afectado por los desastres naturales no sólo pierde su cosecha de la temporada, sino, en muchos casos, también la posibilidad de iniciar una nueva siembra.
En el segundo caso, se establece que los productores podrán importar maquinaria, implementos, tecnología, fertilizantes y otros insumos para la producción agrícola con gravamen cero para los siguientes cinco años. Asimismo, en el acto de promulgación, se explicó que la norma permitirá la creación de empresas estratégicas de insumos, fertilizantes y semillas, con el objetivo de romper la dependencia de proveedores extranjeros y mejorar los rendimientos del suelo, incrementando su productividad.
Considerando que entre el 2008 y el 2010 hubo una disminución neta de 99 mil hectáreas sembradas en el país, se confirma la importancia de estos dos decretos, pues entre las causas identificadas para esa reducción están, precisamente, las inclemencias de la naturaleza y la baja productividad de algunas semillas. Paralelamente, se sabe, el Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (INIAF) está trabajando desde este año en la investigación y producción de semillas mejoradas de papa, arroz, caña de azúcar, maíz, trigo, hortalizas y forraje, para incrementar la producción de estos alimentos y, esperemos, evitar la importación de semillas.
Hay, pues, una agenda que permite mirar el futuro con optimismo, lo que no significa que la transformación productiva se vaya a producir por el solo hecho de que existan normas. Hará falta un arduo trabajo de parte de quienes están a cargo de gestionar la política pública, pues si fracasan, serán culpables del hambre de mañana.