Estudios de la Coordinadora de la Mujer concluyen que el 70% de la población boliviana que vive en otros países es mujer; sector responsable de un altísimo porcentaje de las remesas que actualmente sostienen muchos hogares y parte de la economía nacional. Los estudios también señalan que muchas de las inmigrantes optan por abandonar el país no sólo por mejorar su situación económica, sino además porque asumen la responsabilidad sobre sus familias.
Además de revelar esfuerzo y valor, estos datos ponen en evidencia un hecho bastante conocido pero no lo suficientemente valorado ni entendido: que las mujeres están dispuestas a sacrificarse por el bienestar de sus hijos; pero también que esta encrucijada de amor milenaria, que las ha llevado a luchar en condiciones de inferioridad en sectores creados por y para los hombres, está generando líderes y autoridades femeninas como en ninguna otra época de la historia. No es casual que las mujeres hayan sido el principal motor de la Revolución de los Jazmines que se inició en Túnez; y que mandatarios de sexo femenino estén a la cabeza de gobiernos en países clave de la región, como Argentina y Brasil, y para el mundo, como Alemania. Tal parece que no sólo está emergiendo una nueva potencia mundial, sino también un nuevo orden de género.