Violencia
La agresión en contra de una mujer le costó el puesto al técnico de la selección de Colombia. A pesar de las disculpas públicas y declarar sentirse "avergonzado" por su actitud, Hernán Bolillo Gómez tuvo que renunciar por la presión de diferentes autoridades, especialmente mujeres, que pidieron su inmediata dimisión.
La agresión en contra de una mujer le costó el puesto al técnico de la selección de Colombia. A pesar de las disculpas públicas y declarar sentirse «avergonzado» por su actitud, Hernán Bolillo Gómez tuvo que renunciar por la presión de diferentes autoridades, especialmente mujeres, que pidieron su inmediata dimisión. El anuncio del principal patrocinador de la selección, Bavaria, de retirar su apoyo en caso de continuar Bolillo al frente del combinado colombiano, fue asimismo determinante para precipitar su salida.
Una importante señal de parte de la sociedad colombiana, que no se mantuvo indiferente y aprovechó el involucramiento de una figura pública para repudiar un fenómeno cuyos extremos, en todo el mundo, mellan diariamente la dignidad de miles de mujeres y dejan en la orfandad a cientos de niños. Por ejemplo, ayer en La Paz, un hombre influenciado por el alcohol asesinó a su mujer, dejando en la orfandad a un bebé de ocho meses.
Pero más que chivos expiatorios se necesita de una profunda reflexión individual y colectiva, así como acciones concretas que ataquen la raíz de este mal: la violencia intrafamiliar, que en algunos casos se gesta incluso antes de nacer, y que con el paso de los años se alimenta y cobra fuerza hasta alcanzar extremos muchas veces difíciles de contener.