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Estado palestino

Israel ha incluido sólo a estos países latinoamericanos pues el resto, de una u otra forma, ya adoptó una posición a favor de un Estado palestino. Brasil, Argentina, Bolivia y Ecuador lo han reconocido en las fronteras anteriores a la guerra de 1967, en la que Israel ocupó —o recuperó, según la posición que se tenga— Jerusalén oriental, Cisjordania y la franja de Gaza. Venezuela es un acérrimo defensor de la causa palestina. Chile lo ha reconocido sin hacer alusión a las fronteras anteriores a 1967; y Uruguay anunció el pronto reconocimiento de ese Estado; pero como aún no lo ha hecho, Israel ha incluido al país charrúa en su gira como una prioridad. 

Israel sostiene que el reconocimiento de un Estado palestino dentro de las fronteras anteriores a 1967 constituiría un obstáculo para las negociaciones de paz, porque representaría una violación a los mandatos de las Naciones Unidas, en tanto sus resoluciones exigen una solución negociada del conflicto palestino-israelí. También sostiene que este reconocimiento alejaría aún más a los palestinos de la mesa de negociaciones, pues Palestina buscaría entonces una solución impuesta desde afuera.

Por el contrario, los países que apoyan la causa Palestina sostienen que es precisamente esta posición unilateral israelí y su negativa a evacuar los territorios lo que hace tan necesaria una resolución de la ONU. Desde su ocupación, el Gobierno hebreo ha justificado el despojo de tierras palestinas, la privación de derechos civiles y humanos, las restricciones que sufre la población en sus movimientos, e inclusive acciones equiparadas con crímenes de guerra (verbigracia, la operación denominada Plomo Fundido) bajo el argumento de que Israel no es un ocupante, pues los vínculos históricos hacen que «Judea y Samaria» pertenezcan a la nación judía.

Ahora bien, como bien señalan varios analistas, no existe nada más unilateral que la ocupación y, en consecuencia, se necesita una resolución de la ONU precisamente para definir a Israel como ocupante y calificar sus acciones de ilegales.

Adicionalmente, es posible suponer que cuando Mahmud Abbas se siente a negociar como presidente de un Estado palestino con mandato de la ONU en vez de hacerlo como presidente de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), con una inmensa población de refugiados, el conflicto se convertirá en un tema de negociación entre Estados mucho más manejable, y al Gobierno israelí le será más fácil negociar y resolver los conflictos más inmediatos y factibles.