Hasta hace pocos años, la obesidad era un problema de las sociedades desarrolladas, que comenzaron a tomar en serio este fenómeno cuando sus sistemas de salud empezaron a sobrecargarse por la demanda creciente de atención de dolencias crónicas relacionadas con este mal, como la diabetes tipo 2, enfermedades coronarias, hipertensión arterial y diversos tipos de cáncer. Sin embargo, cada vez son más los países en vías de desarrollo en donde la obesidad se constituye como un problema público más frecuente y tan grave como la desnutrición; al respecto, Bolivia no parece ser la excepción.
En efecto, según los resultados de un reciente estudio del Ministerio de Salud, uno de cada cuatro bolivianos presenta algún grado de sobrepeso y obesidad; datos que, sin embargo, podrían estar subestimados, especialmente en Santa Cruz, según comenta la responsable de la investigación, Esbenca Mauri. Y es que en algunos sectores del país, la población paulatinamente ha adoptado el sedentarismo y la mala dieta típicos del mundo occidental. Esos malos hábitos —que generalmente se adquieren en la infancia, se consolidan en la adolescencia y repercuten a lo largo de la vida— tienen su origen en el hecho de que la forma correcta de alimentarse hace rato dejó de ser una prioridad.