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Transporte público

De acuerdo con la información provista por la comuna, en lo que queda de este año el municipio terminará de diseñar la empresa, para en el 2012 invertir Bs 30 millones en la compra de hasta tres decenas de buses con capacidad de transportar entre 70 y 100 personas; es decir, un solo vehículo podrá llevar a tantas personas como, por ejemplo, cinco minibuses o 25 trufis (taxis de ruta fija).

En una segunda fase del proyecto, aún más ambiciosa, el municipio paceño requerirá de hasta $us 60 millones para implementar el sistema de transporte llamado La Paz Bus, que consistirá en construir, como en varias ciudades del continente, rutas exclusivas para la circulación de grandes unidades de transporte que se articulen con otras más pequeñas.

Previsiblemente, las primeras voces críticas con el proyecto municipal, presentado en el marco de la VI sesión del Comité Sectorial de Tránsito y Transporte Urbano de la Unión de Ciudades Capitales Iberoamericanas, fueron las de los dirigentes del transporte urbano sindicalizado, que afirman que la iniciativa edil es inviable por las características geográficas de la ciudad.
Lo que no dijeron esos dirigentes que descalificaron sin más el proyecto, es qué alternativa proponen para resolver el problema de ese 20% de la población paceña que no accede al transporte público debido a que los dueños del negocio, es decir los sindicatos de transportistas, por así convenir a sus intereses, no lo proveen en laderas y otras zonas alejadas de los centros urbanos.

Por lo pronto, mientras se termina de diseñar el proyecto empresarial, las autoridades municipales anunciaron que buscarán el apoyo de los gobiernos departamental y nacional, que de un modo u otro deben involucrarse en este asunto que, afortunadamente, ya está claramente normado en la nueva Ley General de Transportes. Pero si ese argumento no bastara, hay que recordar que el Presidente del Estado en persona ofreció, en La Paz y otras ciudades, comprometer sus buenos oficios para crear sistemas de transporte masivo de personas, y aunque su candidata no hubiese ganado en las últimas elecciones municipales en la sede de gobierno, corresponde pedirle que cumpla con su ofrecimiento por el bien de la mayoría.
Hay, pues, razones para la esperanza. Pero también experiencias que deben servir de alerta, pues es previsible que, como en otras ciudades del continente, el conflicto con los choferes al implementar el sistema de transporte público será muy duro y violento.