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Consejo de Lula

La conclusión principal de la emotiva disertación ofrecida en el auditorio de la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz (Cainco), en el marco de la conferencia sobre «La integración regional y desarrollo social y económico de los países latinoamericanos», fue que el exmandatario brasileño pidió a los empresarios mayor protagonismo para acelerar el desarrollo del país.

En efecto, el también exlíder sindical y obrero metalurgista relató que al asumir el gobierno de su país, la desconfianza del sector privado era muy grande, y para superar esa problemática situación, dijo que decidieron «gobernar para todos y no para un tercio de la población, y a partir de ahí construimos una confianza entre lo público y lo privado que nos permitió edificar un nuevo Estado».

El consejo al respecto, entonces, se puede resumir en la idea de trabajar, al igual que el Brasil de Lula, en la formulación de políticas de concertación entre los sectores público y privado, que permita articular potencialidades, dinamizando la economía y favoreciendo el desarrollo económico. Por otra parte, Lula da Silva remarcó también la importancia de favorecer el acceso al crédito productivo para las personas que más lo necesitan, en condiciones lo más favorables posibles, lo que, en el caso brasileño, «posibilitó el crecimiento interno de la economía».

Pero lo que más interesaba al líder brasileño era hablar de integración, principalmente entre países de la región, de ahí que durante su mandato haya sido uno de los más decididos impulsores de la integración sudamericana. Al respecto, insistió en que «No sólo tenemos que ver a Europa y Norteamérica como los mercados que nos traerán prosperidad, sino que tenemos que mirar a Latinoamérica y todo su potencial de producción».

En ese mismo marco, no debe extrañar que haya sido Da Silva quien alentó la construcción de vías de comunicación entre Brasil, Bolivia y Perú, particularmente en la región amazónica, así como otros tramos de los corredores carreteros que unen los océanos Atlántico y Pacífico, incluyendo la polémica carretera Villa Tunari – San Ignacio de Moxos.

Queda, pues, de la visita del emblemático exgobernante brasileño, además de la certeza de que el camino para acelerar la lucha contra la pobreza es la integración de los países, que es posible, y deseable, que el Estado logre articular proyectos con el sector privado, y que es necesario que este último asuma su función en el desarrollo económico.