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Un atleta extraordinario

El mundial de atletismo de Daegu está siendo escenario de varias sorpresas, como la derrota de muchos de los atletas que llegaron como favoritos. El caso por ejemplo del jamaiquino Usain Bolt, el hombre más veloz del mundo, campeón olímpico en tres ocasiones, que fue descalificado en la final de 100 metros por una salida falsa.

Sin embargo, ninguna sorpresa tan impactante como la participación de Oscar Pistorius, un deportista sudafricano que sufrió la amputación de sus piernas cuando tenía 11 meses, pero que de todas formas, empleando prótesis, alcanzó su sueño de ser un atleta profesional. En este mundial, Pistorius entró en la historia por ser el primer atleta con discapacidad que clasifica en un torneo de estas características, llegó hasta las semifinales de los 400 m y colaboró para que su país obtenga la medalla de plata en una competencia de relevos. Cuando se le pregunta sobre su brillante desempeño, responde: «Yo no soy un inválido, simplemente no tengo piernas.

Además, todo el mundo tiene alguna discapacidad… las peores son las del espíritu». Una lectura diamantina sobre la discapacidad, que antes que física es sobre todo mental; y un ejemplo extraordinario de que las únicas limitaciones que uno puede tener son las ganas de alcanzar su sueño.