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Cultura de esparcimiento

El domingo, distintas ciudades del país ensayaron un primer intento por consolidar el Día del Peatón. Las diferentes reacciones suscitadas por este evento permiten comprender que su naturaleza no fue cabalmente comprendida por algunos sectores, y que en algunas ciudades hacen falta no sólo más parques y espacios de esparcimiento, sino también recuperar costumbres que nos recuerden cómo disfrutar en familia, dentro y fuera del hogar.

En efecto, este día fue concebido para fomentar un mayor cuidado del medio ambiente, pero también para incentivar una cultura familiar de esparcimiento. Muchos lo entendieron y vivieron de esa manera, compartiendo almuerzos y juegos familiares, caminatas, paseos y otras actividades. Pero no faltaron aquellos que se encerraron en sus hogares  frente a los televisores, ansiando el fin de la restricción vehicular para poder regresar a su vida ‘normal’. Otros entendieron la restricción como un perjuicio económico y no como un beneficio en pro de la calidad de vida de la población.

De todas maneras, esta actividad significó el cambio de rutina para la gran mayoría de los pobladores urbanos; un cambio positivo que debiera suscitar una reflexión personal en busca de una mejor conexión con la naturaleza y nuestras familias.