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Explotación laboral

En Argentina, un boliviano, dueño de un taller de costura clandestino, fue condenado a cuatro años de prisión por explotar laboralmente a tres mujeres, también de nacionalidad boliviana. Se trata de una primera sentencia para este tipo de delitos que sienta un excelente precedente; y ello gracias a una norma promulgada en el 2008, que tipifica por primera vez como delito la trata de personas para trabajos forzosos.

El hombre trajo personalmente a sus víctimas con engaños desde su pueblo natal (Punata). Como suele ser corriente en este tipo de casos, les ofreció un puesto como costureras pero luego las obligó a trabajar más de 15 horas por día en tareas de limpieza. Con el pretexto de que le debían el costo del pasaje no les pagó un solo centavo por sus servicios.

Cuando se produjo el allanamiento a la vivienda-taller se encontró un par de esposas colgadas en la habitación donde dormían.

La explotación laboral suele ser una práctica común en todo el mundo, y en muchos casos son los propios compatriotas quienes se encargan de reclutar y explotar a sus víctimas. A pesar de la gravedad de estos delitos, aún no se terminan de desarrollar los mecanismos necesarios para contenerlos ni la suficiente conciencia social respecto al terrible daño que provocan.