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Crueldad en los mataderos

El miércoles pasado, tras una inspección sorpresa, el Servicio Nacional de Sanidad Alimentaria (Senasag) encontró deficiencias críticas, mayores y menores, en el matadero de El Alto, que constituyen un peligro para la salud de la población y los trabajadores del lugar. Este lunes, el matadero fue notificado para subsanar en 72 horas las 14 deficiencias críticas observadas, y el resto en 30 días; de lo contrario, será cerrado temporalmente.

A principios de año, en este mismo espacio, se advertía que la falta de higiene en el matadero paceño de Achocalla (en el faenado, izado de reses, manejo de los residuos y la eliminación de aguas servidas y sangre) tuvo que alcanzar niveles de riesgo críticos para la salubridad de las personas antes de que el Senasag se pronuncie al respecto, ordenando su clausura en caso de no corregir las falencias detectadas. Pero en ningún momento se observó la forma cómo los animales son sacrificados, sin las condiciones mínimas para mitigar su sufrimiento.

Al igual que en aquella ocasión, entre las deficiencias observadas el miércoles, ninguna llama la atención sobre este aspecto, poniendo en evidencia, de nueva cuenta, la indiferencia de la población y de las autoridades ante la crueldad a la que son sometidos cotidianamente los animales en aquellos lugares de espanto.