El apoyo de Corea
La posición geográfica y la riqueza natural de Bolivia la convierten en un país estratégico para la región. Así lo ha entendido el gobierno de la República de Corea del Sur, y en este sentido ha decidido establecer en el país sus oficinas regionales del Fondo de Cooperación para el Desarrollo Económico coreano (EDCF), así como las del banco Korea Eximbank.
En efecto, Nam-Cheol Huh, un joven economista coreano, llegó hace tres meses a La Paz como director para Bolivia y como representante Regional en América del Sur del EDCF y del Korea Eximbank. El objetivo de esta asignación, según explicó el propio Cheol Huh a
La Razón, es el de establecer sus oficinas en el corazón de América Latina para poder avanzar en proyectos sociales y de infraestructura en Bolivia, Ecuador, Colombia y Paraguay. La posición geográfica y la riqueza natural del país fueron determinantes para esta elección.
Por el momento, la República de Corea apoya al Estado boliviano en proyectos de infraestructura, como la construcción de puentes, pero es su intención ampliar esta cooperación en diversas áreas sociales, como salud (con la construcción y el equipamiento de hospitales) y educación. Asimismo, el país asiático está dispuesto a compartir la experiencia y el conocimiento que le permitieron salir de la pobreza, en tan sólo 50 años, y convertirse en una de las naciones más avanzadas y prósperas del planeta.
En efecto, a los cinco años de su independencia de Japón, la península coreana se vio enfrascada en una guerra fratricida que los dejó sumidos en una profunda pobreza. Durante una década, con un PIB per cápita de $us 85, era uno de los países más pobres del mundo. Sin recursos naturales de importancia ni herramientas estratégicas, las autoridades se dieron cuenta de que cualquier avance pasaba por la gente. Entonces, emprendieron un programa (SaemaeulUndong) cuyo lema era: «Podemos lograrlo. Lo lograremos». El objetivo era erradicar el espíritu derrotista profundamente arraigado en la sociedad coreana luego de la guerra de 1950.
Como primera tarea se propusieron reconstruir y mejorar los hogares y comunidades con pequeñas acciones, como la limpieza de cada casa, el ensanchamiento de caminos y programas de trabajo conjuntos para la siembra y la cosecha. Posteriormente, se implementaron proyectos para reformar la mentalidad de la sociedad y aumentar los ingresos; todo ello sirvió para desatar la «energía adormecida» que había en la gente.
Desde entonces, el país asiático logró un tremendo desarrollo económico y político. A fines de los 70’, la gente calificó este progreso como «El milagro del Río Han»; y en el 2000, se convirtió en el quinceavo país más rico del mundo. Y ahora Corea del Sur, que ve a Bolivia como a una nación amiga, quiere brindar su ayuda y compartir esta experiencia en favor del desarrollo nacional.