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Indignación en el Materno

El drama de la familia que sufrió la sustracción de su bebé a pocas horas de nacer en el hospital Materno Infantil, lejos de atenuarse, se acrecienta, por lo menos en cuanto a sentimientos de indignación y frustración se trata.

Días atrás, en este mismo espacio, se alertaba sobre la necesidad de subsanar los errores de seguridad y la falta de información que existen entre los nosocomios del país para evitar que se repitan incidentes de esta naturaleza. Pero para encontrar soluciones, primero se deben reconocer las deficiencias o errores cometidos. Por ello, se esperaría, como mínimo, que las autoridades del hospital den la cara y asuman sus responsabilidades. Ofreciendo al menos apoyo moral a la familia, así como disculpas a la madre, que el día del rapto, convaleciente, tuvo que bajar y subir cuatro pisos para que la Policía recién se movilice, mientras las enfermeras se dedicaban a charlar.

Pero no. Hasta ahora, ni la directora del hospital, María Zumarán Palma, u otra autoridad de la Caja Nacional de Salud han pedido disculpas ni ofrecido su apoyo a la familia. Peor aún, según denuncia la madre, las «incomodidades» de la investigación se están traduciendo en malos tratos hacia los padres, que ahora no sólo deben lidiar con la pérdida de su bebé, sino también con la indignación.