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Error recurrente

Nuevamente el TIPNIS se ha apoderado del escenario político del país. Es notoria la intervención de actores externos al TIPNIS, muchos de los cuales están motivados por algún interés económico o político, que por muy legítimo, no debería sustituir como actores y sujetos de su propio destino a los pueblos chimanes, yuracaré y mojeño.

Llama a la risa escuchar a algunos “Tipnólogos” opinar sobre dicho territorio sin haber puesto un pie en ese extenso territorio cruzado hoy por todo tipo de intereses. La manipulación política que se ha hecho sobre el TIPNIS está dejando a los pueblos originarios al margen de la decisión que sólo les compete a ellos, y que ahora es bandera de grupos que tienen su propia agenda.

A diferencia de la marcha del año pasado, que fue ignorada con desdén desde el Gobierno, ahora el Ejecutivo ha cambiado de actitud, movilizándose comunidad por comunidad del TIPNIS, tratando de restablecer los contactos rotos por el conflicto de 2011. Ese trabajo se ha combinado con acuerdos con diferentes pueblos del Oriente, municipios indígenas y organizaciones originarias de tierras bajas. Esto al parecer ha logrado reducir la contundencia y unidad de la anterior movilización, que se ha comprobado con la inasistencia a la marcha de varias centrales que han desistido de participar.

Pese a estas acciones que demuestran que el Gobierno aprendió la lección del año pasado, hay otras acciones que indican que algunos sectores afines al MAS persisten en un error (el mayor) que tuvo alto impacto, como fue el amedrentar, acosar y reprimir la marcha indígena. La anterior marcha, sin la represión de Chaparina, no hubiese tenido el impacto que llegó a tener. Fueron las acciones violentas, los actos de hostilidad inhumanos, como privar a los marchistas de agua o  atención médica, los bloqueos y principalmente la paliza propinada a los indígenas lo que le dio una dimensión mundial a los hechos, generándose gran solidaridad nacional.

Hoy, algunos sectores sociales que apoyan la construcción de la carretera se han dedicado a bloquear y amedrentar a los promotores de la marcha indígena, la misma que con razón o no, manipulada o no, tiene todo el derecho constitucional de realizarse. Es un contrasentido que en un proceso político como el que vive el país, que se hizo a fuerza de marchas y bloqueos, hayan grupos y dirigentes que nieguen este derecho a los que no comparten intereses o posiciones políticas. Estas acciones lo que hacen es generar solidaridad con los atropellados y trasladan el eje de la discusión del tema central (la consulta sobre el TIPNIS) al de la garantía que se pisotea cuando se niega a alguien el derecho a marchar. Lo que al país le interesa es que los indígenas dueños del TIPNIS decidan libremente lo que más conviene a sus intereses.