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Fallas de mercado

Al igual que en las películas de ficción, a finales de enero un asteroide se acercaba a la Tierra. El asteroide, llamado 2012BX34, pasó a menos de 60.000 kilómetros de la esfera terrestre sin colisionar con nuestro planeta. ¿Se podría decir que el asteroide falló por poco? De ninguna manera, decirlo sería una tontería, en tanto que el asteroide no tenía como objetivo chocar con la Tierra, simplemente porque sólo los seres vivos dotados de conciencia tienen objetivos. De manera análoga, decir que el mercado falla es una simpleza, por cuanto el mercado no es otra cosa que una construcción teórica, la misma que hace referencia al conjunto de intercambios voluntarios de valores que todos nosotros realizamos permanentemente. El mercado no es un ser vivo dotado de conciencia para que pueda tener objetivos.

Por otra parte, este conjunto de intercambios es llevado a cabo por miles de millones de personas que intercambian sus valores, buscando elevar su bienestar, donde todos y cada uno de los que participan en los mercados son personas inteligentes, racionales y saben, mejor que nadie, cuáles son sus necesidades y cuál el valor de le dan a los bienes. Suponer que alguno de nosotros es capaz de calificar las acciones de estos millones de seres humanos como erróneas es, por decir lo menos, una actitud de soberbia.

Aseverar que el mercado falla porque no todas las personas obtienen todo lo que desean sería también una majadería; en tanto que en los mercados, como en todo ámbito de la vida, aquellos que obtienen lo que desean no son los que tienen mayores necesidades o aquellos que más los desean, sino aquellos que tienen los recursos y el talento para alcanzarlos y, especialmente, aquellos que verdaderamente se esfuerzan para obtenerlos.

De lo señalado no se deriva que los mercados sean ámbitos perfectos. El que existan desviaciones respecto del modelo de competencia perfecta es algo innegable, las que se explican fundamentalmente por la intromisión del Estado en la economía, por la falta de definición de la propiedad, por problemas de asimetrías en la información y otros factores.

El Premio Nobel de Economía Ronald H. Coase demostró que las denominadas fallas de mercado son causadas, en gran parte de los casos, porque los derechos de propiedad no están muy bien definidos y por los elevados costos de transacción. Entonces, intentar solucionar las desviaciones del mercado mediante una mayor participación del Estado en la economía sería como tratar de apagar un incendio con un lanzallamas.