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Juego de intereses en Argentina y Bolivia

En una reciente entrevista publicada por el sitio web Kaos (www.kaosenlared.net/america-latina/item/16076-alfredo-jalife-a-espa%C3%B1a-y-repsol-les-sali%C3%B3-el-tiro-por-la-culata.html), el analista mexicano Alfredo Jalife argumenta que Repsol es “una de las peores empresas privadas del mundo” y que el Gobierno español se equivocó al apoyarla en el asunto de la nacionalización de YPF en Argentina, puesto que Cristina Fernández “tiene cartas de represalias”.  Es más, sostiene que Argentina “no está tan sola”, observando que en el nuevo contexto geopolítico regional “la solidaridad demostrada por Venezuela, Ecuador y Bolivia fueron determinantes”.

A continuación manifiesto mi discrepancia con Alfredo Jalife, porque en su análisis no parece mostrar la realidad por lo menos en el caso boliviano.  En efecto, según una reciente publicación de Plataforma Energética (www.plataformaenergetica.org/content/3354), actualmente, Repsol Bolivia no es vilipendiada ni mucho menos; es, más bien, vanagloriada por el Gobierno boliviano.

La posición de Bolivia se puede explicar de la siguiente manera. Tal como refleja un nuevo artículo de Profesional.com, reproducido en HidrocarburosBolivia.com, el gas que compra Argentina de Bolivia a un precio promedio de 11 dólares por BTU (en lugar del que compraba a Repsol YPF de 2 dólares por BTU) sería producido “básicamente” por Repsol Bolivia. Por tanto, por el momento, a nuestro Gobierno le interesa no sólo defender a Repsol Bolivia para que siga produciendo el gas que  exporta a Argentina, sino incentivarla para que, junto con las demás transnacionales que operan en nuestro país en el marco de los contratos de servicios suscritos en 2006, produzca también petróleo.

Las preguntas que siguen son si YPF nacionalizada podrá producir gas natural al precio que el Gobierno argentino pagaba a Repsol, y si la nueva situación no contribuirá a resquebrajar su relación comercial con Bolivia en el futuro próximo.