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Malaria

Según datos de la ONU, el año pasado 216 millones de personas enfermaron de malaria. De ese total, al menos 655 mil murieron; la mayoría, habitantes de países pobres. A tiempo de dar a conocer esta cifra, con motivo de la conmemoración del Día Mundial del Paludismo, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, reconoció que este mal “sigue siendo una tragedia monumental”; pero recalcó que hubo avances, pues la mortalidad global por tal causa se redujo en un 25% desde 2000.

Si bien los datos en cuanto a la disminución de la mortalidad por malaria en los últimos años son evidentes, esto no significa que el futuro se muestre promisorio. En parte porque el parásito plasmodium (causante del padecimiento) está mostrando una alta resistencia a la artemisina, medicamento de última generación para el tratamiento del paludismo, con el agravante de que no se vislumbra la producción de fármacos nuevos en el corto plazo. En parte porque se prevé que las epidemias serán cada vez más frecuentes con el calentamiento global.

Mientras el mundo científico sigue buscando una cura para este mal, cabe recordar que son los hombres los principales transmisores de la malaria; y que la deforestación de los bosques es la principal causa para que se propague hacia los centros poblados.