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Huxley

Se ha traducido la novela de Aldous Huxley (la más conocida) Brave new world con la frase Mundo feliz. Mala traducción, pues se trata (en el caso del título original) de una frase proferida por Miranda, la hija de Próspero, de La Tempestad de Shakespeare. Se podía haber usado, creo yo, la frase Valiente nuevo mundo o algo así.

El valiente nuevo mundo del que habla Huxley no tiene nada que ver con el nuevo mundo así como lo entendemos normalmente: América. Tiene que ver con un mundo futuro en el que se habría abolido todos los elementos que angustian a la humanidad, logrando conformar un mundo feliz. Y para asegurarse que cualquier resto de ansiedad, cansancio, aburrimiento o angustia desaparezca, existe el soma, una droga magnífica que lo resuelve todo y que tiene a todo el mundo tranquilo y contento.

O sea, el mundo feliz del futuro, instaurado luego de una larga guerra y de un proceso complejo de manipulación genética que ha permitido crear una muy eficiente sociedad de castas, está en manos de un gobierno único que maneja con extrema efectividad el advenir de los seres, su estancia en el mundo, y su deceso con extrema efectividad. Este manejo y administración de las vidas, sin embargo, descansa en gran medida en el uso de la droga, que tiene a los habitantes del mundo en estado constante de dopaje.

Se han solucionado, decíamos, los temas centrales de la ansiedad. No se necesita pensar. La literatura, la filosofía, las artes, la ciencia, el pensamiento en general han sido reemplazados por una forma de entretenimiento vinculado sobre todo a imágenes complacientes, que apuntan a las sensaciones más elementales. Ha desaparecido la familia, y los individuos no tienen que preocuparse de la fidelidad ni de la responsabilidad por otros. Cada uno cuida de sí y vive entregándose a quien quiera (se trata de una cultura de la promiscuidad), sin pensar en temas de reproducción; función que ha sido asumida y administrada por el Estado: se tiene a los Alfa, los Beta, los Gama, los Epsilon… castas con diferentes características.

Como en toda utopía de la ciencia ficción del siglo XX, la sombra de la distopía se cierne sobre la felicidad cuando seres componentes de ese mundo dudan, se cuestionan, no comparten finalmente los objetivos del entorno. O cuando aparece alguien externo que pone todo el mundo construido en cuestión.

Se trata de una novela de 1932 que estableció una importante marca en el proceso del género, y que introdujo ideas básicas sobre el dominio capitalista en su versión siglo XX: la complacencia como forma de vida, el deseo de ser dominado, el dopaje como vía de encierro individualista, la estricta división del trabajo, la existencia de castas ocupadas de lo inteligente y lo importante en la sociedad…