Conflictos que ayudan
Necesitamos hacer cambios en el sistema de salud para que deje de mirar nuestros cuerpos como objeto
En medio de tantos conflictos, ciertamente nos resulta difícil entender que un encuentro para reflexionar sobre estos problemas nos puede ayudar a construir nuestro país. Me refiero a que pensar una sociedad o comunidad sin conflictos es imposible; sobre todo luego de vivir 500 años de colonialidad y muchos más de un patriarcado originario ancestral. Pensar que todo es falta de democracia es querer cerrar los ojos ante las injusticias construidas y las luchas que de estas situaciones emanan.
Un elemento importante es escuchar los argumentos que esgrimen quienes conflictúan. En este sentido, me parece necesario diferenciar los discursos de aquellos que se enfrentan al Gobierno en una búsqueda de coherencia con los principios de un cambio revolucionario; diferenciarlo, decía, de quienes cuidan sus pequeñísimos privilegios o quienes pretenden desestabilizar el proceso de cambios, denunciando la incapacidad de gobernar para convencer a la opinión pública que estamos muy mal, en una forma solapada de querer voltear el proceso. A estos últimos, fachos derechistas y mediocres, les decimos que estamos atentas como feministas comunitarias a defender el proceso de cambios en cualquier terreno que éste lo requiera. Éste es nuestro país, es el que tenemos y es en el que queremos vivir. Es con este país, con este pueblo y en esta pachamama Bolivia que queremos construir nuestros sueños de sociedad del Buen vivir, que se está construyendo también desde las mujeres, por supuesto con conflictos y aciertos.
Es cierto que el proceso no va como quisiéramos; es cierto que el Gobierno muchas veces hace oídos sordos y se equivoca garrafalmente; cierto es que hay roscas de dirigentes e intelectuales alrededor del gobierno del hermano Evo, pero también es cierto que la fuerza de este proceso son los movimientos y las organizaciones sociales, y ahí radica nuestra falla. Éstos últimos no están reflexionando lo suficiente y se están desesperando, concentrándose en sí mismos y perdiendo el análisis del resto del país.
Si las compañeras y los compañeros de salud de verdad trabajan para servir a la población, sus argumentos hasta el momento son muy pobres y egocéntricos.
Además, los errores del sistema de salud no sólo tienen que ver “con algunos colegas que tienen mala práctica médica”. En ningún momento hablan que los médicos son una especie de dioses de blanco, que manipulan nuestros cuerpos y deciden sobre nuestras vidas y las vidas de nuestros seres queridos desde un lugar de la omnipotencia. Omnipotencia desde la que quieren negarnos el derecho de discutir sobre nuestra salud en una cumbre, so pretexto que es un espacio para técnicos.
No caballeritos de blanco, hace rato que los movimientos y organizaciones sabemos lo que queremos, y ahí estaremos las feministas comunitarias, con nuestro plan de salud.
No quiero negar el lugar de los saberes a nadie, tampoco a quienes están en salud, pero necesitamos hacer cambios profundos en el sistema de salud para que en principio deje de mirar nuestros cuerpos de mujeres como objeto. El machismo, la falta de respeto, el manoseo de nuestros cuerpos, el acoso sexual, la violación son prácticas que se relativizan entre médicos y médicas, y cuando se denuncian, se tapan mutuamente. Nos vemos en la cumbre de salud ¡prepárense!