Caja de cambios
Nos esperan días de grandes sorpresas entre los actores de la comedia plurinacional

Los choferes de buses, minibuses y taxis tienen un especial cuidado con la caja de cambios de sus vehículos. Algunas unidades, sino la mayoría, ya deberían estar convertidas en chatarra y enviadas a las factorías chinas que funcionan en alta mar para no pagar impuestos. Gracias a estas cajas de cambio, que ahora son automáticas, ya no se requiere los malabarismos del puente con taco y planta de los zapatos en el freno y el acelerador para trepar las cuestas ch’ukutas. Alguien dice por ahí que el que maneja en La Paz puede manejar en cualquier parte del mundo. Pero es una verdad a medias, porque en otras ciudades abigarradas como la nuestra se respetan las normas, y nuestros conductores, por sortear algún embrollo, seguro se meterían en otros peores, queriendo coimear al agente de tránsito.
Esto es sólo un pretexto para hablar del gobierno del cambio que hace un símil con la conducta de los choferes del transporte público, que en bajada aceleran demasiado con el peligro de atropellar mucha gente; mientras que en subida fallan haciendo puente con el riesgo de retroceder cuando quieren avanzar, y aceleran cuando los pasajeros están subiendo. Tal como aseguran muchos izquierdistas que están fuera del esquema del Gobierno, pero que fueron parte de él. La oposición, con un carro en mal estado, con liguitas y Póxipol, quiere aprovechar el escenario internacional para mediatizar sus reclamos, siendo tan previsibles que ya no recuerdan lo que hicieron sus pares en 1979, en ocasión de otra reunión de la OEA cuando calentaron las orejas de Natusch Busch para su demencial aventura que dejó más de 90 muertos y 500 heridos.
Los avances sobre el tema marítimo que había logrado Guevara Arce, conocido popularmente como el Pajla, se fueron al abismo por las descabelladas aventuras de los movimientistas, angurrientos de poder. Dentro de nuestra fauna política llama la atención que, precisamente ahora, el senador pandino Róger Pinto, conocido por sus colegas como el Guasón, haga un show para tener una caja de resonancia, y que el Vicepresidente Linera ponga su caja de cambios de su batimóvil en sexta y diga que es sólo un prófugo de la Justicia; lo mismo que los marchistas del TIPNIS que quieren dominar la parte central del escenario mediático con su marcha en primera, y luego cambiar a quinta para llegar justo a tiempo en pleno desarrollo de la 42 reunión. Más allí, en Malku Khota, los comunarios y el Conamaq hacen su propio cambio y aceleran su marcha, sin frenos, para apoderarse de una concesión minera de una empresa canadiense que los dejará sin agua y sin oro, Pachamama por delante.
Agazapados, los médicos cambian filtros y aceite a su bus varado en neutro, luego de sus desenfrenados cambios de velocidad con sus ayucos de blanco. Se quedaron sin gasolina porque sólo conducen seis horas y eso a muchos pasajeros no les gusta. En tanto, los transportistas que admitieron, a duros cambios de caja, que la ley del transporte municipal es buena para todos, dicen ¡ojj! y amenazan con importar buses con cajas automáticas como si fueran dueños de las vías públicas. Los dirigentes electos del magisterio, con sus resultados previsibles, ya estarán haciendo planes para arrancar en primera pidiendo, ¡cuándo no!, incremento salarial y bonos, en tanto nuestros pasajeros del bus de la educación estarán felices de no asistir a clases por falta de gasolina para los maestros.
La ciudad, aparte del fútbol y de la entrada del Gran Poder, está limpia y estos dos espectáculos masivos tendrán su contraparte en Cochabamba, para ver otro espectáculo montado por el Gobierno y los pasajeros de la oposición que no saben a dónde acudir, porque el oficialismo puso su caja de cambios en neutro. Queridos lectores y lectoras, nos esperan días de formidables sorpresas entre los actores de la comedia plurinacional, tomen asiento y disfrútenlo.