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Capitalismo inclusivo de mercado

Días atrás, en España se dieron a conocer estadísticas laborales que explican que el desempleo en la población joven es del 50%, y de forma agregada alcanza al 25% de la población económicamente activa. Peor aún, existen comunidades autónomas donde el desempleo bordea el 30% de ese sector. En Italia, el desempleo agregado es del 10%; sin embargo, el desempleo en las poblaciones menores de 25 años es del 36%, de acuerdo con estadísticas a marzo de 2012.

En esta misma línea, un reciente estudio de la Unicef explica que en 35 países desarrollados actualmente hay cerca de 30 millones de niños en situación de pobreza. Por otra parte, siempre insisto en que antes de la recesión la pobreza alcanzaba a cerca de 4.000 millones de personas, es decir, cerca del 57% de la población mundial, que se estima en 7.017 millones de habitantes a marzo de 2012.

Vale aclarar que todavía no hay estadísticas sobre los millones de personas que han pasado a la pobreza por causas del ciclo recesivo de los últimos tres años. Muchos investigadores explican que esa cifra no es alarmante, mientras países como China e India no muestren señales contundentes del enfriamiento de sus economías, teniendo en cuenta que ambos agregan el 36% de la población mundial. Más allá de las estadísticas y los números, las realidades de 4.000 millones de personas nos dicen, a gritos, algo sobre la sostenibilidad del mundo y la vulnerabilidad de las familias y los niños.

En los últimos cinco años, si uno revisa la producción de muchas escuelas de pensamiento económico, se encuentra libros e investigaciones con títulos como El capitalismo en la encrucijada, El talón de Aquiles del capitalismo, Un enfoque social para las empresas y el capitalismo, entre muchos otros. Al mismo tiempo y sin lugar a dudas, en los próximos siglos el capitalismo seguirá siendo la principal forma de organización de las fuerzas del mercado y de los factores de la producción.

Sin embargo, con la misma seguridad, en los próximos años estaremos discutiendo distintas versiones de un nuevo capitalismo, con un mayor enfoque de sostenibilidad económica y social, más inclusivo con las personas, probablemente con un poco más de presencia del Estado en la economía, especialmente con el objetivo de corregir las fallas del mercado que hacen que hoy más del 57% de la población mundial no logre insertarse en la economía, bajo ninguna forma.

Hace menos de tres años hubiera sido impensable abrir las páginas de periódicos y revistas especializadas y leer las discusiones que hoy muchos premios Nobel de Economía mantienen en torno a la presencia del Estado en la economía, la forma de orientar el gasto público y la inversión, cuanta austeridad es recomendable, si lo único que en épocas de recisión puede reactivar la economía es el gasto público, etc.

En resumen, quienes transitamos actualmente en este mundo, probablemente seamos testigos de muchas turbulencias, mucha incertidumbre, mucha vulnerabilidad, pero al mismo tiempo es probable que también seamos testigos de un ajuste histórico y estructural sobre la forma en que los seres humanos creamos riqueza, compartimos riqueza y al mismo tiempo desarrollamos nuevos y mejores sistemas económicos, políticos y sociales, sobre todo más transparentes y más inclusivos.