Medio ambiente
El ambientalismo es mucho más que emotivos discursos en favor de la naturaleza
Ayer se celebró el Día Mundial del Medio Ambiente, ocasión señalada por la Organización de Naciones Unidas (ONU) para promover el debate, la reflexión y, en lo posible, el cambio de prácticas respecto a la conservación del hábitat humano. Irónicamente, en Bolivia, donde existe una querella por la preservación de un parque natural, pasó casi desapercibido.
En efecto, desde 1973, el 5 de junio es una fecha reservada para reflexionar sobre el medio ambiente y las medidas que los países, sus gobiernos y sus pueblos, pueden y deben adoptar para preservarlo, cuando no remediar la degradación que la actividad humana produce en muchos lugares de la Tierra. Los objetivos principales del Día Mundial del Medio Ambiente son motivar a las personas para que se conviertan en agentes activos del desarrollo sustentable y equitativo; promover el papel fundamental de las comunidades en el cambio de actitud hacia temas ambientales, y fomentar la cooperación, pues ésta garantizará que todas las naciones y personas disfruten de un futuro más próspero y seguro.
Se trata, en esencia, de que las personas, y no sólo los gobiernos y los organismos extranjeros, adquieran conciencia de que el ambientalismo es mucho más que emotivos discursos en favor de la naturaleza, y consiste en adoptar nuevas actitudes y comportamientos tanto en lo individual como en lo colectivo. De ahí que, por ejemplo, el lema de este año haya sido “Una Economía Verde: ¿te incluye a ti?”.
De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), economía verde es aquella que tiene como resultado mejorar el bienestar humano y la equidad social, reduciendo significativamente los riesgos ambientales y el daño ecológico. En ese sentido, la reflexión de este año propone que los Estados y los sectores privados cambien sus paradigmas de desarrollo para incorporar estos conceptos en las políticas públicas, los negocios y las industrias, que más que una moda o una señal de buena voluntad, son una urgente necesidad considerando el nivel de degradación ambiental que causa los fenómenos asociados al calentamiento global.
La ironía, sin embargo, ha sido que en Bolivia nadie reivindicó la fecha, pese a que uno de los temas centrales en las agendas pública y mediática sigue siendo la supuesta amenaza que se cierne sobre los territorios selváticos por la construcción de una carretera que vinculará Beni con Cochabamba y cuyas obras han sido suspendidas debido a la presión en contra.
Es que la transformación de actitudes y comportamientos no pasa únicamente por adherir a movimientos de orientación política, por muy loable que sea su intención, sino por comenzar a hacer, en la propia vida, algunos cambios fundamentales, como desperdiciar menos energía y agua o proteger la naturaleza que nos rodea, aunque sea menos vistosa que la selva.