Icono del sitio La Razón

Entre la coca y la quinua

La ministra de Relaciones Exteriores de Colombia, Doña María Ángela Holguín, afirmó en la Asamblea de la OEA que se llevó a cabo en Tiquipaya que en Bolivia existían cárteles colombianos de la droga. Convengamos en que si alguien sabe de este asunto es la ministra colombiana. Pues bien, el ministro de la Presidencia de Bolivia, Juan Ramón Quintana, se permitió acusar a la ministra de “vocera” —que fea palabra— de la DEA (igual de mal sonaría llamarla “cancillera”, siendo así que la expresión masculina de “canciller” queda la mar de bien, aunque su actual titular no lea en los libros, sino en los signos misteriosos del cosmos).

“Vocera” —repito— ¡qué palabra tan fea! Mejor habría sido llamarla “portavoz” que difícilmente podría feminizarse con la horrenda expresión de “portavoza”, a pesar de la actual tolerancia de la Real Academia Española de la Lengua Castellana. Pero dejemos a un lado las piruetas gramaticales y vayamos al sentido común, a la prudencia política y a la discreción diplomática. Categorías éstas que al Sr. Ministro de la Presidencia del Estado Plurinacional parecen importarle un comino.

Pues tengo la impresión de que si el Gobierno de Bogotá se pusiera ríspido frente a la desconsideración del Sr. ministro Quintana, se habría armado un de-saguisado diplomático inútil para las relaciones amistosas con el Gobierno colombiano. Y, después del mal papel que representó Bolivia en la 42 Asamblea General de la OEA, la imagen del gobierno masista, plurinacional, socialista comunitario perdería algunos puntos más de los que ya se le fueron de las manos en este sexto año del segundo mandato. Y que no será el último, según lo ha dicho el lunes desde Roma el Sr. presidente, Evo Morales, quien reiteró que, aún cuando no piensa en su reelección presidencial, afirmó que, con la nueva Constitución Política del Estado en mano, se encuentra habilitado para participar como candidato en los comicios de diciembre de 2014.

No obstante el optimismo del Sr. Presidente, algunas encuestas realizadas en las últimas semanas reflejan una caída en su popularidad y un porcentaje mayor de desaprobación a su gestión, seguramente debido al incremento de los conflictos sociales que persisten en el país. Y porque las partes concernidas no encuentran solución.

Como es sabido, el Mandatario viajó a Roma con el fin de participar en la Asamblea de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en donde fue nombrado “Embajador Especial de la Quinua”. Entre las glorias del imperio romano y la penosa crisis financiera italiana, Morales Ayma destacó las propiedades de este alimento que se produce en toda la región andina. Uno de los secretos de la autonomía alimentaria, con soberanía.

En Roma, el Sr. Presidente expuso la gran idea que garantizará al mundo el consumo de productos alimenticios autóctonos: “Qué bueno sería —dijo el Sr. Presidente— descolonizar los alimentos que hacen bien a la humanidad”. ¿Descolonizar, por ejemplo, el trigo con que se hornea el pan de cada día, la cebada y el lúpulo con los que se produce la espumante cerveza, la vid cuyas uvas mal fermentadas provocaron la primera embriaguez narrada en la Biblia, la carne de res, los embutidos porcinos y otros alimentos que los colonizadores trajeron a la América? Nos felicitamos por la difusión mundial del consumo de quinua, pero que no incluyan en la descolonización ni el pan ni el jamón ni la cerveza.